Aunque sólo 10% del café que se consume en el país es descafeinado este tipo de bebida cobra cada vez mayor auge entre un sector que gusta de tomarlo, pero no tolera algunos de los efectos que causa en el organismo.

 

Las mujeres embarazadas y las que están lactando, los deportistas, adultos mayores, así como aquellas personas con problemas cardiovasculares o presión arterial alta son los principales consumidores de café descafeinado.

 

Es un nuevo mercado que está creciendo en todo el mundo, a decir de los industriales. En México, de los 2.2 millones de sacos que se consumen al año 220 mil son de café descafeinado, pero su participación podría incrementarse en los próximos cinco años.

 

La cafeína tiene beneficios a la salud: reduce las posibilidades de padecer Alzheimer, Parkinson o gota; funciona como diurético y laxante natural; ayuda con la memoria y a mantener en alerta los sentidos; protege los riñones y ayuda a prevenir la diabetes mellitus tipo 2.

 

Sin embargo, hay personas a quienes les provoca un aumento de la presión arterial, mareos, dolor de cabeza o malestar estomacal a aquellos que tienen gastritis.

 

“La cafeína estimula el sistema nervioso, eso es lo que nos mantiene despiertos y nos pone alertas, pero también puede producir problemas cardiacos y hay personas que son muy sensibles a esto”, aseguró Carlos López Romero, director Comercial de la empresa descafeinadora Cafiver.

 

A pesar de los estigmas que existen sobre la cafeína, el directivo mencionó que existen otros productos como té, cacao y refrescos de cola, que llegan a tener una concentración cuatro veces mayor de esta sustancia que cualquier café.

 

LA EXTRACCIÓN

 

La cafeína se extrae antes de tostar el grano para evitar que pierda sus propiedades; para ello existen tres procesos distintos, aunque en México los más utilizados son aquel donde se usa cloruro de metileno y el “suizo acuoso”.

 

El café verde llega a las plantas descafeinadoras donde se limpia, se infla y se sumerge en un preparado de cloruro de metileno o de agua con carbono activado. Los granos pierden 99% de la cafeína en este proceso; una vez concluido éste el grano se seca y es empacado nuevamente en los sacos para después tostarlos, molerlos y convertirlos en café listo para su consumo.

 

El preparado que se obtiene de este proceso se filtra para separar los químicos de la cafeína, y ésta se solidifica para su venta posterior, mientras que el cloruro de metileno y el agua con carbono se reutilizan.

 

Las principales empresas que realizan estos procesos están en Veracruz, donde reciben granos de Chiapas, Oaxaca y Puebla.

 

CAFEÍNA EN REFRESCOS Y MEDICINA

 

El negocio del café no se queda sólo en los granos. Una vez que se extrae la cafeína ésta se solidifica y convierte en un subproducto llamado “cafeína en greña” que las empresas descafeinadoras venden –en un promedio de 10 dólares el kilogramo- a las plantas refinadoras.

 

Estas últimas la procesan y convierten en un polvo blanco, parecido al azúcar refinada, que después venden a las industrias refresquera, que lo utiliza en los refrescos de cola y las bebidas energéticas, así como a la farmacéutica para elaborar algunos medicamentos, como la aspirina. Al ser procesada el valor de la cafeína aumenta 10 veces, por lo que un kilogramo se cotiza en 100 dólares o más.