Frecuentemente escuchamos la frase “necesito un café”. La cafeína es la responsable del efecto que esta bebida tiene en nuestro cuerpo. Guardando proporciones, estimula al cerebro de la misma manera en que lo hacen drogas como heroína, cocaína o anfetaminas.

 

¿En qué consiste su efecto? En reducir la función de la adenosina, sustancia química en nuestro cerebro que nos hace sentir cansados al disminuir la función celular; por lo tanto, no percibimos el bajón de energía que sentiríamos regularmente.

 

Aunque está presente en té, chocolate, refrescos y algunas medicinas, alrededor del 80% de la cafeína es consumida en forma de café. En una taza de esta última bebida encontramos de 75 a 200 mg de cafeína, mientras que en una de té alrededor de 50 mg y en una lata de refresco de cola entre 30 y 50 mg.

 

El efecto de la cafeína dura en torno a dos horas, por ello existe tanta gente que necesita consumir más de una taza al día para sentirse alerta.

 

No podemos decir que el café sea nocivo para todos ya que cada organismo posee una tolerancia distinta a la cafeína. En algunas personas provoca jaqueca, diarrea, dolor abdominal, taquicardias, insomnio o temblorinas justo después de su consumo. Mientras que otros lo “necesitan” para tener un funcionamiento óptimo en su día a día.

 

¿Cuáles son los beneficios que provee el café?

 

Estudios recientes han mostrado que el consumo diario de 100 a 250 mg de café (1 a 3 tazas de café instantáneo) mejora el funcionamiento mental, alivia dolores de cabeza, reduce accidentes en el área de trabajo y mantiene alerta a aquellos que se encuentran cansados, además de ayudar a prevenir enfermedades como Alzheimer o Parkinson. Al mismo tiempo, en mujeres que consumen dos o más tazas al día, la probabilidad de sufrir depresiones disminuye.

 

¿Quiénes deben evitar el café?

 

Debe limitarse su consumo en personas con problemas de corazón ya que la cafeína aumenta el ritmo cardiaco. Tampoco se recomienda en individuos que sufren de ansiedad.

 

Se sugiere a mujeres embarazadas no ingerir más de 300 mg de cafeína al día (4 tazas instantáneas, 6 tazas de té negro, 4 bebidas energéticas o 400 gramos de chocolate), ya que cruza la placenta y tiende a afectar el desarrollo del bebé. Se ha demostrado que durante el primer trimestre de embarazo, su consumo excesivo puede provocar aborto espontaneo.

 

Comúnmente vemos al café como enemigo. Hay que recordar que si nuestro cuerpo lo tolera y no nos excedemos (menos de 400 mg al día) su efecto no resulta dañino. De hecho, podríamos decir que tomar café es mucho más saludable que beber refresco. El mayor problema con el consumo de cafeína son los dolores de cabeza y el cansancio consecuentes de dejar de consumirlo repentinamente.

 

Por cierto, un mito frecuente es pensar que el café descafeinado resulta más sano que el convencional. Al margen de cómo reaccionemos ante la cafeína (lo cual se evita con un decaf), el descafeinado se compone de químicos que preferentemente han de evitarse.