¿Es el Banco de México y su política monetaria inmune a las elecciones del próximo 1 de julio? ¿Acaso da lo mismo para la Junta de Gobierno del banco central que gane uno u otro candidato a la Presidencia de la República o es ajeno a la conformación del nuevo Congreso?

 

La respuesta para ambas preguntas es definitivamente no.

 

Hay que recordar que el Banco de México es un organismo autónomo cuya existencia y funcionamiento está definido en el artículo 28 constitucional que legalmente impide que el gobierno federal, o cualquier otro poder político, se inmiscuyan en su toma de decisiones relativas a la política monetaria, al crédito al gobierno federal, a su administración y presupuesto internos o a la vigilancia de la buena marcha del sistema financiero.

 

Dicho lo anterior, el banco central debe rendir cuentas de su gestión con informes periódicos al Ejecutivo y al Congreso, está sujeto a la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental, a las revisiones de la cuenta pública por parte de la Auditoría Superior de la Federación, su auditor externo es contratado por el secretario de Hacienda y Crédito Público, y su Junta de Gobierno y personal de alto nivel pueden ser sujetos de juicio político según establece el artículo 110 constitucional.

 

Pero hay un dato más que no se debe olvidar en los tiempos electorales: Es el Presidente de la República quien designa a los miembros de su Junta de Gobierno con la ratificación del Senado o de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión.

 

Es decir, quien resulte electo como presidente de la República el próximo 1 de julio deberá designar a 3 subgobernadores y al gobernador del banco central durante su periodo de gobierno comprendido del año 2012 al 2018. A finales de este año concluye el periodo del subgobernador José Sidaoui, a finales de 2014 terminará su periodo el subgobernador Roberto del Cueto, a finales de 2015 el gobernador Agustín Carstens y a finales de 2016 el subgobernador Manuel Sánchez. Solo el subgobernador Manuel Ramos Francia termina su periodo un mes después de concluido el próximo gobierno. En suma, en un periodo de 6 años la Junta de Gobierno del Banco de México se renovará –si así lo decide el Presidente y lo ratifica el Senado- casi por completo.

 

Dados los perfiles de quienes hoy conforman la Junta de Gobierno es evidente que sus afinidades de formación profesional y de ejercicio de política pública son mucho más cercanas a los potenciales equipos económicos de un gobierno del PRI o del PAN, que de las izquierdas que encabeza Andrés Manuel López Obrador.

 

Si bien el candidato del Movimiento Regeneración Nacional ha insistido en que será respetuoso de la autonomía del banco central de llegar al gobierno, ello no sería obstáculo para que renueve completamente la Junta de Gobierno de Banxico con funcionarios de la academia o del sector financiero con mayor afinidad a sus políticas y movimiento. Ello muy probablemente ocurrirá en un hipotético gobierno de López Obrador con una institución tan relevante como el banco central para la política económica de cualquier gobierno.

 

En este escenario hipotético será fundamental –so riesgo de erosionar la confianza de los mercados- la calidad técnica y el prestigio de los relevos propuestos para la Junta.

 

Por ahora solo nos imaginamos dadas las nulas señales de López Obrador y de su equipo acerca de lo que piensan de la política monetaria actual y del banco central.

 

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