París. La izquierda logró mayoría de votos en las elecciones legislativas francesas, cuya primera vuelta se celebró ayer. En otro de los desenlaces importantes, el ultraderechista Frente Nacional logró menos apoyo que en los comicios presidenciales de abril-mayo pasados.

 

Los sondeos a pie de urna difundidos después del cierre de las urnas indican que los partidos de izquierda obtuvieron el 47% de los votos en estos comicios, con el Partido Socialista (PS) del presidente François Hollande necesitado probablemente de alianzas para contrarrestar a los conservadores.

 

La Unión por un Movimiento Popular (UMP) del ex presidente Nicolas Sarkozy y sus aliados lograron, según los sondeos, o por debajo del 35% o igualado con los socialistas y los suyos en torno a ese listón, de ahí la necesidad del PS de, a priori, contar con los votos de los ecologistas y del Frente de Izquierdas para lograr la mayoría en la Asamblea Nacional.

 

Sin embargo, el ministro de Asuntos Exteriores, el socialista Laurent Fabius, aseguró poco después del cierre de la votación, que su partido no tendrá necesidad de aliarse con el Frente de Izquierdas para lograr la holgura que necesita el presidente Hollande en la Asamblea para sacar adelante el programa con el que venció en mayo en las presidenciales.

 

Según la traducción de votos en escaños disponibles, a falta del escrutinio oficial definitivo, el PS y sus aliados podrían lograr entre 275 y 329 escaños (la mayoría absoluta está en los 289), mientras que la UMP y los suyos tendrían entre 210 y 270, y el Frente Nacional entre ninguno y tres.

 

El primer ministro, Jean-Marc Ayrault, sale ya de estos comicios con su acta de diputado bajo el brazo, ya que en su circunscripción de Nantes (oeste) logró superar el 57 % de los sufragios.

 

Tras conocer los resultados de esta primera vuelta, Ayrault reclamó que los franceses voten a los socialistas pues, dijo, “hace falta una mayoría en la Asamblea, porque sin ella no se podrán votar las reformas” de su Gobierno.

 

El secretario general de la UMP, Jean-François Copé, se apresuró a manifestar su satisfacción por los respaldos obtenidos por el partido conservador y también a dejar claro que no habrá pactos para la segunda vuelta con los candidatos del Frente Nacional.

 

La dirigente del FN, Marine Le Pen, se mostró muy satisfecha de los resultados logrados por su partido en la circunscripción de Hénin-Beaumont, donde logró derrotar al candidato de la extrema izquierda, Jean-Luc Mélenchon, quien denunció que “Le Pen ha vampirizado a la derecha”.

 

El candidato del Frente de Izquierdas, cuarto en las pasadas elecciones presidenciales que ganó el socialista François Hollande, acabó tercero en el feudo electoral de la ultraderechista Le Pen, a quien decidió desafiar en sus propias tierras.

 

La líder del FN, por su parte, reclamó para sus compañeros de partido en la segunda vuelta el acceso por fin a la Asamblea Nacional, tras 25 años de ausencia, aunque los sondeos de momento no le garantizan, con los resultados de la primera vuelta, obtener un escaño en la Cámara baja.

 

Fiel a su lenguaje populista, Le Pen aseguró: “El próximo domingo, el pueblo entrará en la Asamblea”.

 

La líder ultraderechista destacó “la resistencia” de su formación pese “al incremento de la abstención y a un sistema de escrutinio injusto” y destacó que el FN se confirma como “la tercera fuerza política del país”.

 

Le Pen se mostró convencida de poder defender desde la Asamblea sus valores de “lucha contra la inmigración, de preferencia de los nacionales en el acceso a la sanidad y a los servicios públicos y de defensa de la soberanía de Francia”.

 

Finalmente, hizo un llamamiento a los franceses a no fiarse “de las opciones arcaicas” y a apoyar a los candidatos de su partido que se han clasificado para la segunda vuelta.