La mañana del 4 de junio del 2008, los delincuentes que minutos antes habían secuestrado al joven Fernando Martí, abandonaron el vehículo BMW en el que este viajaba junto con su chofer y su escolta,  frente a un fraccionamiento residencial en la delegación Tlalpan.

 

Sin embargo, fue hasta dos días después cuando la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) pudo verificar el vehículo, el cual, fue movido  del lugar de los hechos por particulares, alterándose la evidencia original.

 

Además, cuando los peritos en dactiloscopía revisaron el auto, sólo encontraron una huella dactilar de una persona desconocida; es decir, ya no aparecieron ni siquiera las huellas del menor ni de sus acompañantes.

 

Documentos oficiales de la PGJDF en poder de 24 HORAS dejan en evidencia estas irregularidades y varias interrogantes relacionadas con este caso y el cual no ha sido aclarado, pues hay dos bandas acusadas del mismo secuestro, e incluso, dos personas encarceladas señaladas como la misma persona.

 

Fernando Martí, su chofer Jorge Palma Lemus y el escolta Christian Salmones, fueron secuestrados al filo de las 7:15 horas del 4 de junio del 2008, cuando el automóvil BMW blindado placas 816-MPG en el que viajaban, fue frenado en un falso retén policíaco.

 

Un informe de la Policía Judicial firmado por los agentes Diana Bonilla Durán y Jorge Valles Urrutia confirma que el vehículo de Martí fue encontrado menos de dos horas después del plagio, frente al número 480 de Camino a Santa Teresa, donde se ubica el fraccionamiento residencial Condominio del Bosque.

 

Sin embargo, no fue la policía quien encontró el auto sino Ernesto Mendieta, un ex fiscal antisecuestro de PGR que asesoró a Alejandro Martí durante la negociación, y quien luego elaboraría un “informe” para darle a conocer a la PGJDF el sitio donde se encontró el vehículo.

 

Por motivos que se desconocen, escoltas de Martí, bajo instrucciones de Mendieta, movieron el BMW del lugar de los hechos, anulando la posibilidad de que el sitio fuera acordonado e inspeccionado, y lo trasladaron a casa del empresario.

 

La inspección ministerial del automóvil y los resultados del peritaje del mismo, de los que este diario tiene copia, revelan que fue hasta el 6 de junio, o sea dos días después del secuestro, cuando se tuvo acceso al automóvil dentro de la residencia del empresario en San Ángel.

 

El documento de la inspección que realizó el agente del Ministerio Público Alberto Durán, indica que el automóvil efectivamente se encontraba en el interior del domicilio del empresario, y en “regular estado de conservación”, con algunos “golpes en la carrocería”.

 

En tanto, el documento del Dictamen Pericial en Criminalística, fechado a las 13:30 horas del 6 de junio, señala que en el marco de la inspección ministerial mencionada se verificó pericialmente el automóvil, encontrándose únicamente tres “fragmentos” dactilares en la parte superior izquierda del cristal interior de la puerta delantera izquierda.

 

El informe dactiloscópico elaborado ese mismo día y firmado por los peritos Rafael Benítez García y Alberto Ortiz Olvera, revela que de los tres fragmentos dactilares solo uno era una huella completa y por lo tanto pudo ser verificada con la base de datos, sin que se lograra identificar a la persona a la que pertenecía. Fue todo.

 

En el vehículo BMW, movido del lugar donde fue dejado originalmente por los delincuentes y registrado por la PGJDF dos días después del secuestro, no sólo no se encontraron más huellas de los secuestradores, sino tampoco las del menor Fernando Martí, ni las del chofer o las del escolta.

 

El informe de la Policía Judicial evidencia que fue Mendieta quien tuvo conocimiento del lugar original donde se encontró el auto y quien lo llevó a la casa de Martí en la zona de San Ángel, como lo señaló el propio empresario en una de las primeras audiencias del caso.

 

Dos de La Flor, libres

 

El ex policía ministerial de Morelos, Porfirio Bueyes Santana, quien en su momento identificó  al extinto Sergio Humberto Ortiz Juárez como líder de  la banda de La Flor, a la que la PGJDF responsabiliza del secuestro de Fernando Martí, salió de prisión tras cumplir una sentencia por robo.

 

En su momento, el testimonio de Bueyes sirvió para fortalecer las acusaciones en contra de Ortiz, quien murió hace dos años, e incluso lo relacionó con la ex agente federal Lorena González, alias La Lore. Sin embargo, tiempo después se retractó de su testimonio sin ofrecer mayores detalles.

 

Otro que quedó libre el fin de semana pero gracias a un amparo, fue Édgar Ayala Martínez, quien había sido sentenciado por tentativa de homicidio y secuestro, luego de que la PGJDF lo acusó de intentar asesinar a El Apá por diferencias en el cobro del rescate de Martí. El juez federal consideró que las pruebas no justificaban la acusación y ordenó su exoneración.