El pasado 30 de marzo iniciaron formalmente las campañas para la elección de Presidente de la República que se llevará a cabo el primer domingo de julio. Durante el tiempo de campañas, el presidente Calderón, al igual que los 32 gobernadores de los estados, estarán impedidos por ley de hacer cualquier tipo de propaganda sobre los logros de sus gobiernos y quizá por eso Calderón decidió organizar, en el Auditorio Nacional con la presencia de 10 mil burócratas de su gobierno, un acto en el que pareciera hizo un balance de los muchos logros que, según él y sus paleros convocados, se han alcanzado durante su gobierno. Con este evento parece que quiso adelantarse a responder las muchas críticas que seguramente harán los contrincantes de su partido sobre los magros resultados de su gobierno.

 

Ponerle por nombre “Un gobierno democrático y que rinde cuentas” resultó en una larga cadena de críticas en la tribuna de la Cámara de Diputados, quienes lo acusaron de no haber atacado constantemente el desempeño del Poder Legislativo, y utilizarlo como pretexto para justificar ineficacias y abusos en temas como el desempleo, la inseguridad y el combate al narcotráfico. No puede llamarse un gobierno democrático, reclamaron los diputados, al de un Presidente que utiliza su envestidura para tratar de presionar públicamente al Poder Judicial para resolver un caso según su conveniencia, haciendo referencia a las declaraciones de Calderón sobre el caso de Florence Cassez. Remarcaron los legisladores que lo de rendición de cuentas es una burla del mandatario al que por primera vez en la historia moderna del país el Auditor Superior de la Federación ha rechazado no una, sino dos cuentas públicas, el único Presidente al que la Cámara Baja ha tenido que enviar un escrito exigiéndole que sus ministros comparezcan como lo ordena la ley y quien tiene pendientes respuestas sobre cuestionamientos muy fuertes por los recursos desviados sin explicación alguna desde el IMSS, cobro de tarifas ilegales en la CFE, y los gastos desmedidos del FOVISSTE en las celebraciones del bicentenario de la independencia, entre otras observaciones del auditor que han quedado sin respuesta.

 

Ante la controversia, hicimos una encuesta para ver cómo evalúa la opinión pública el desempeño del presidente Calderón y nos encontramos con que las opiniones están muy divididas. 39% consideran que el desempeño del mandatario durante estos cinco años ha estado bien, 44% lo califican como regular, con muchos errores y 13% lo señalan como un muy mal trabajo.

 

Sólo 26% de las personas que entrevistamos consideran que Calderón ha cumplido con sus compromisos de campaña, aunque 46% dicen que al final el mandatario ha gobernado mejor de lo que ellos esperaban.

 

Aunque la evaluación en lo general es positiva, cuando se entran a materias concretas la mayoría se muestra insatisfecha con el trabajo del Presidente. Apenas 19% dicen estar satisfechos con su desempeño en materia económica, 23% opinan lo mismo sobre inseguridad y 28% se muestran satisfechos con su estrategia de combate al narcotráfico. Apenas 18% se mostraron satisfechos con el trabajo de Calderón en materia de combate a la pobreza y lo que fuera su gran tema de campaña, el empleo, sólo dos de cada 10 dicen estar satisfechos con sus resultados y esto a pesar de que Calderón se atrevió a comparar a México con Alemania, aludiendo que son los dos únicos países que han crecido durante la crisis, aunque se le olvidó decir que en el primer año de la debacle económica mundial la economía de México cayó siete punto porcentuales y hasta ahora sólo hemos crecido dos.

 

A pesar de lo anterior, 44% de las personas que entrevistamos aseguran que Calderón deja un México mejor que el que se encontró, contra 30% que dicen que el país está peor que cuando llegó a la Presidencia. El resto se conforma con decir que México está simplemente igual que hace cinco años cuando Calderón, en una elección por demás controvertida, se convirtió en Presidente de la República.

 

NOTA METODOLÓGICA. Encuesta telefónica realizada el 31 de marzo de 2012, considerando 500 entrevistas a personas mayores de 18 años, seleccionadas mediante un muestreo aleatorio simple sobre el listado de teléfonos del país. Con 95% de confianza, el error estadístico máximo que se tiene es de +/- 4.5%

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