Las disputas internas que entorpecieron la campaña presidencial de Josefina Vázquez Mota pueden resumirse en el hecho de que la operación cicatriz practicada a raíz de la elección interna panista no ha concluido y los conflictos en Veracruz, Guanajuato, Baja California y Nuevo León generaron distracciones en el equipo de la candidata y el del PAN, que caminaron en diferentes direcciones.

 

Fuentes de Acción Nacional consultadas por 24 Horas señalaron que las impugnaciones en los procesos internos de Veracruz, donde los perdedores se inconformaron con el triunfo de Miguel Ángel Yunes, hijo del ex director del ISSSTE, quien operó a favor de Ernesto Cordero y Guanajuato, donde habrá elecciones para gobernador el próximo año, provocaron que no se hayan realizado actividades en esas entidades.

 

En cambio, la candidata hizo recorridos en el DF, donde enfrentó protestas, visitó Puebla y Chiapas, pero errores de logística hicieron que esas actividades no se difundieran en la prensa.

 

En Nuevo León, el respaldo de la dirigencia del partido a Fernando Larrazábal, presidente municipal con licencia de Monterrey, también ocasionó fricciones entre Vázquez Mota y Gustavo Madero.

 

Las diferencias entre el equipo ganador y quien llegó en segundo lugar provocaron que personajes de primer nivel no participaran en la campaña de Vázquez Mota.

 

Con los cambios anunciados ayer, el mensaje es que los operadores experimentados, los que conocen de logística, promoción del voto y movilización de votantes, entre otras cosas, se integran a la campaña.

 

La incorporación de Irma Pía González Luna y Abelardo Martín en las áreas de prensa y difusión significa que Herminio Rebollo, uno de los operadores más cercanos a la candidata, ha sido relegado.

 

Por otra parte, la llegada de Rogelio Gómez Hermosillo, fundador de Alianza Cívica, cercano a sectores de izquierda, y del ex sacerdote Alberto Athié, son ejemplos de una estrategia para tender puentes con organismos civiles con los que el PAN tiene poco contacto.