Tras una agenda intensa que duró cinco días, el candidato de la coalición Compromiso por México, Enrique Peña Nieto, decidió cancelar las giras que tenía programadas para Semana Santa.

 

La agenda que tendría el candidato en Sonora se modificó unas horas antes de que llegara a esa entidad y el encuentro con jóvenes que estaba programado para las 11:30 Hermosillo fue cancelado.

 

Con 20 puntos de diferencia sobre su competidora más cercana de acuerdo con las últimas encuestas y de los errores de los contrincantes, la campaña de Peña Nieto se puede cuidar para evitar cualquier contratiempo y eso incluye detenerse cuatro días, a pesar de que la gente cercana al candidato había dicho que se aprovecharía cada momento de estos 90 días que dura el proceso electoral.

 

Además del evento en Sonora se canceló la caminata que tendría el candidato por el malecón en Acapulco, Guerrero, y la visita a Yucatán para apoyar el inicio de campaña del candidato a gobernador, Rolando Zapata Bello.

 

La razón que aduce el equipo para cancelar estos eventos es la Semana Santa, en la que toda la gente prefiere guardarse y aprovechar los días de asuet. Por qué no se pensó eso antes de dar a conocer la agenda, es algo que el equipo no responde.

 

Otro cambio de la campaña es que ya no transportarán a los medios de comunicación, decisión que se toma después de que el candidato presidencial del Movimiento Progresista, Andrés Manuel López Obrador, criticó el dispendio de la campaña de Peña Nieto “en cuyo arranque se gastaron más de 20 millones de pesos”.

 

Además dijo que “Peña Nieto se traslada en helicópteros y aviones privados”, a pesar de que no se refirió al traslado de la prensa, inmediatamente después se supo que ya cada quien viajaría por su cuenta y no en el Boeing 737-200 fabricado en los años 80, que utilizaban.

 

El equipo de prensa del candidato dijo que en la decisión nada tuvieron que ver las declaraciones de AMLO y que la decisión se tomó por problemas de logística.

 

Pero en esta extremada seguridad que viven los mexiquenses que rodean al candidato Peña Nieto, no todo es verdad, porque un punto importante en una campaña presidencial siempre serán los gobernadores.

 

Como ejemplo está la convocatoria que hizo el presidente del partido Pedro Joaquín Coldwell para el homenaje luctuoso al ex presidente Miguel de la Madrid no tuvo mucho eco, ya que sólo asistieron los mandatarios del Estado de México, Chihuahua; Colima, Hidalgo, Veracruz y Durango, mientras que al homenaje a Camilo Mouriño extinto secretario de Gobernación asistieron casi todos a convocatoria del presidente Felipe Calderón.

 

Otro de los problemas de la campaña es la comunicación con los demás priistas, que ocurre en el último momento, como ocurre con las invitaciones al inicio de campaña que fueron unas horas antes o la designación de Cristina Díaz como coordinadora de las campañas de los candidatos a senadores, a quien le avisaron muy poco tiempo antes; al encargarle esta encomienda se dejó fuera al número uno de la lista, Emilio Gamboa.

 

 

Propaganda prohibida

Ayer, antes de que el candidato de la coalición PRI-Verde llegara a la capital de Sonora, los periódicos de Hermosillo publicaron desplegados en los que se culpaba al tricolor de actos de corrupción, violencia y represión.

 

“Los sonorenses hemos tomado nota de los acontecimientos que antecedieron a tu visita, y que son reflejo de las condiciones del PRI en este estado: un partido corrupto, violento, represor y promotor de actos vandálicos en contra de los aspirantes de Acción Nacional y hasta de tu propio partido”, señalaban los desplegados, que señalaban a Luis Antonio Esquer como responsable de publicación.

 

El delegado del PAN en el sur de Sonora, quien también trabajó para la precampaña de Ernesto Cordero, se llama Luis Ernesto Esquer.

 

En la reforma electoral de 2008, los legisladores introdujeron preceptos que prohíben el uso de propaganda negativa para los candidatos.

 

El artículo 363, inciso 2, párrafo “p” del Código Federal de Procesos e Instituciones Electorales marca que los partidos deben “abstenerse, en su propaganda política o electoral, de cualquier expresión que denigre a las instituciones y a los partidos o que calumnie a las personas”.