LONDRES. El ministro británico del Reino Unido, Philip Hammond, cree que Argentina no tiene el deseo ni la capacidad militar como para iniciar, como lo hizo en 1982, otra guerra por la soberanía de las islas Malvinas.

 

Hammond hizo esta afirmación en unas declaraciones publicadas en el periódico británico The Times, pocos días antes de que se cumpla el treinta aniversario del inicio del conflicto bélico que libraron Argentina y el Reino Unido en el Atlántico Sur.

 

“No tenemos ninguna prueba que sugiera que los argentinos tienen la inclinación o la capacidad para una intervención militar en las Falklands (Malvinas)”, subrayó el titular de Defensa.

 

“No tenemos razón para suponer que haya una amenaza militar a las Falklands”, añadió Hammond, quien recordó que Argentina no ha comprado aviones de combate nuevos desde 1982.

 

“La gente tiene que recordar que Argentina no ha comprado un nuevo avión de combate desde la guerra de las Falklands, así que están volando con (aviones) Mirage de hace 40 años. Nosotros tenemos en las Falklands los Typhoon, los aviones de combate de poderosa superioridad aérea y sin duda los más avanzados del mundo”, dijo.

 

Pese a todo, el ministro dejó claro que su país está dispuesto a reforzar el archipiélago si fuera necesario.

 

Este aniversario del conflicto está precedido de una escalada de la tensión entre el Reino Unido y Argentina por la insistencia de Buenos Aires en negociar la soberanía de las islas.

 

El mes pasado el Reino Unido anunció el envío a las islas del destructor HMS Dauntless, equipado con misiles antiaéreos, cuyo despliegue causó el malestar de Argentina, que acusó al Reino Unido ante la ONU de militarizar la disputa por la soberanía de las islas.

 

El HMS Dauntless, un buque equipado con misiles antiaéreos de alta tecnología Sea Viper, es uno de los seis nuevos destructores Tipo 45 con que cuenta la Marina británica.

 

A esto se sumó el malestar argentino por la presencia el mes pasado en las islas del príncipe Guillermo, segundo en la línea de sucesión al Trono británico, como parte de una instrucción militar.