El papa Benedicto XVI pidió hoy los obispos que estén de la parte de quienes están marginados por la fuerza, el poder o la riqueza y que den una mayor atención a los laicos, “ya que no es justo que se sientan tratados como quienes apenas cuentan en la Iglesia”.

 

Ante varios centenares de obispos de México y de Latinoamérica, con los que se reunió en la catedral de León para el rezo de las vísperas, el pontífice se refirió a la nueva evangelización de América Latina y afirmó que en el horizonte pastoral y evangelizador que se abre es de capital relevancia “cuidar con gran esmero a los seminaristas, animándoles a que no se crean que lo saben todo”.

 

No menos fundamental, añadió, es la cercanía a los presbíteros, “a los que nunca debe faltar la comprensión y el aliento de su obispo y, si fuera necesario, también su paterna admonición sobre actitudes improcedentes”, precisó.

 

Benedicto XVI pidió asimismo a los prelados que cuiden de las diferentes formas de vida consagrada, cuyo carisma -señaló- debe ser valorado con gratitud, y que presten una atención cada vez más especial a los laicos más comprometidos en la catequesis, la animación litúrgica, la acción caritativa y el compromiso social.

 

“La formación en la fe de los laicos es crucial para hacer presente y fecundo el evangelio en la sociedad de hoy y no es justo que se sientan tratados como quienes apenas cuentan en la Iglesia, no obstante la ilusión que ponen en trabajar en ella según su propia vocación, y el gran sacrificio que a veces les supone esta dedicación”, afirmó.

 

Para todo ello -dijo- es importante que reine un espíritu de comunión entre sacerdotes, religiosos y laicos, “evitando divisiones estériles, críticas y recelos nocivos”.

 

El obispo de Roma subrayó que los pueblos latinoamericanos tienen recia raigambre católica y que aunque la actual situación de las diócesis plantean ciertos retos (falta de sacerdotes y seminaristas, persecuciones, marginación, entre otras) “podemos proseguir confiados, con la convicción de que el mal no tiene la última palabra de la historia y que Dios es capaz de abrir nuevos espacios a una esperanza que no defrauda”.

 

El papa Ratzinger expresó su admiración por los que siembran el evangelio “entre espinas, unas en forma de persecución, otras de marginación o menosprecio” y su preocupación por la carencia de medios y recursos humanos “o las trabas impuestas a la libertad de la Iglesia en el cumplimiento de su misión”.

 

El papa les aseguró que participa de estos sentimientos y agradece su solicitud pastoral paciente y humilde.

 

“Ustedes no están solos en los contratiempos, como tampoco lo están en los logros evangelizadores. Todos estamos unidos en los padecimientos y en la consolación. Sepan que cuentan con un lugar destacado en mis plegarias”.

 

Asistieron a la celebración de las vísperas (el rezo de la tarde) 130 obispos mexicanos y varias decenas de prelados de países latinoamericanos.

 

En nombre de los obispos habló el presidente de la Conferencia Episcopal Mexicana y arzobispo de Tlalnepantla, Carlos Aguiar Retes, quien se refirió a los frutos que ha dado la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano (CELAM), reunida en 2007 en Aparecida (Brasil), que fue inaugurada por el sumo pontífice.

 

El papa respondió que la Iglesia en América Latina, “que muchas veces se ha unido a Jesucristo en su pasión, ha de seguir siendo semilla de esperanza, que permita ver a todos cómo los frutos de la resurrección alcanzan y enriquecen estas tierras”.

 

Miles de mexicanos se agolparon en las aceras de las calles de León por donde pasó el papa, al que volvieron a vitorear y corear el ya asentado eslogan “Benedicto, hermano, ya eres mexicano”.

 

Tras la ceremonia, el Gobernador de Guanajuato, Juan Manuel Oliva Ramírez, le presentó un dispositivo electrónico con el que papa encendió a distancia la nueva instalación eléctrica del santuario de Cristo Rey, en el cerro del Cubilete.

 

Éste fue el último acto de su visita de tres días a México antes de que mañana, lunes, emprenda viaje a Cuba.