Como parte de la investigación abierta por el presunto complot internacional a través del cual se pretendía introducir a Saadi Gadafi, hijo del extinto dictador libio Muammar Gadafi, y a su familia a México, la Procuraduría General de la República (PGR) investiga a otro involucrado mas, responsable de haber facilitado los aviones para la operación.

 

Autoridades cercanas a la indagatoria informaron a 24 HORAS que se trata de un sujeto de nacionalidad mexicana identificado como Christian Eduardo Esquino Núñez, de 49 años de edad, socio mayoritario de las compañías Recreación y Diversión S. A. y Star Wood Management, dedicadas a la compra y renta de aviones ejecutivos.

 

El empresario declaró en un primer momento en la indagatoria como testigo ante el Ministerio Público; sin embargo, su situación jurídica se prevé que cambie en las próximas horas.

 

La función de esta persona en el supuesto complot fue la de facilitar a través de un intermediario una aeronave para que los otros implicados que ya se encuentran bajo proceso viajaran a Libia en julio del año pasado, con la finalidad de sacar al hijo del dictador de aquel país.

 

Por este caso fueron detenidos y consignados la canadiense Cynthia Ann Vanier, supuesta líder del grupo; el sueco Pierre Christian Flensborg, y los mexicanos José Luis Kennedy Prieto y Gabriela Dávila Huerta.

 

La tesis de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO) es que todos ellos se confabularon para traer con documentos falsos a Gadafi y a su familia, quienes primero serían escondidos en el Distrito Federal y luego en una exclusiva zona turística de Nayarit.

 

De acuerdo con las fuentes consultadas, Esquino es un empresario que vivió mas de 25 años en San Diego California, donde estableció un negocio de renta de aviones privados principalmente a particulares.

 

Durante ese lapso tuvo que enfrentar en varias ocasiones a la justicia estadunidense por delitos de diversa naturaleza: en 1991, fue acusado de delitos fiscales; en 1994, de falsificación de documentos; en el 2002, de fraude al sobrevalorar sus aviones con tiempos de vuelo inexistentes, y en el 2004, de delitos contra la salud.

 

Incluso, el empresario fue señalado por la DEA por sus presuntos vínculos con el Cártel de Tijuana, a quien le rentaba naves para el transporte de droga, acusaciones que nunca fueron comprobadas.

 

No obstante, tras cumplir una sentencia por fraude y pagar multas que superaron el medio millón de dólares, Esquino fue deportado a México en el 2007, donde logró fructificar nuevamente con su negocio de renta de aeronaves, haciéndose de más de una decena de estos aparatos.

 

En su declaración como testigo, señaló que a principios del año pasado fue contactado por Gregory Gillispie, titular de la empresa Veritas Worldwide Security, quien en representación de Vanier le indicó que estaban buscando una aeronave de bandera mexicana, para realizar un viaje al norte de África con fines de “evaluación humanitaria”.

 

Tras un acuerdo que incluyó el pago de 145 mil dólares, Esquino facilitó una aeronave tipo Hawker 800 que partió el 17 de Julio de Kitchener, Ontario, y aterrizó en Kosovo. Las cosas se complicaron cuando los pilotos se enteraron que tendrían que aterrizar luego de forma clandestina en Libia, para una extracción de emergencia, situación que rechazaron.

 

En su declaración ante SIEDO, Esquino rechazó que supiera en ese momento del plan para traer a Gadafi, pues Gillispie le dijo que la “extracción” sólo era un plan de contingencia en el caso de que Vanier o alguien de su equipo resultara herida.

 

A finales de septiembre, Esquino se encontró nuevamente en Toluca con Gillispie, quien esta vez iba acompañado de Gabriela Dávila, para pactar un segundo contrato que consistía en la renta de dos aeronaves, una de ellas tipo Gulfsteam III con capacidad de vuelos trasatlánticos. El pago inicial sería de medio millón de dólares.

 

Esquino aseguró que ya no accedió a ese trato, pues en el camino hacia la Ciudad de México, cuando les requirió la información de los pasajeros, le confesaron que la intención era sacar a Saadi y a sus familiares con papeles falsificados. Un mes más tarde, Vanier, Dávila, Flensborg y Kennedy fueron detenidos.

 

El testimonio del empresario que rentó la aeronave fue uno de los elementos de prueba integrados en la averiguación previa PGR/SIEDO/UEITMIO/147/2011 que derivó en la consignación y posterior proceso que enfrentan los detenidos.

 

No obstante, ahora la PGR analiza las posibles responsabilidades en que pudo haber incurrido Christian Esquino, quien el sábado pasado fue llevado nuevamente a comparecer ante el Ministerio Público Federal.

 

A las autoridades les ha llamado la atención sobretodo el nexo entre Esquino Núñez y Dávila Huerta, quienes al parecer se conocen desde hace 13 años e incluso sostuvieron negocios de carácter personal, entre ellos la compra-venta de una casa en San Diego, California.

 

Hasta el momento, la PGR analiza el cambio de situación jurídica de este sujeto, y en caso de que se le considere probable responsable, podría ser arraigado.