Fotos: Gretta Hernández 

 

EL PRI llegó a su aniversario 83 al frente en todas las encuestas pero celebró a puerta cerrada, sin movilización, la que antes se llamaba “acarreo”, y sin discurso de su precandidato único a la Presidencia. Todo para no arriesgarse a romper las restricciones que impone la intercampaña.

 

Con ausencias como la de Humberto Moreira, ex presidente del partido, el líder del Movimiento Territorial, Carlos Flores Rico, Canek Vázquez, el coordinador de los diputados federales Francisco Rojas, rasurados de las listas al Congreso, el festejo se celebró en el auditorio Plutarco Elías Calles.

 

El discurso imperante fue el del nuevo PRI, pero los rostros de “experiencia” abundaron, entre ellos, el del ex candidato presidencial, Roberto Madrazo quien originó expresiones de sorpresa al momento de ser mencionado y ubicado por las cámaras de circuito cerrado cuando Enrique Peña Nieto lo saludó.

 

El orden del presídium parecía mandar ese mensaje: un “experimentado” junto a un joven, sin embargo, a falta de los primeros, la mayoría la integraron lo segundos. Así, José Antonio González, uno de los seis presidentes del PRI durante el sexenio de Ernesto Zedillo, estaba flanqueado por la gobernadora de Yucatán, Ivonne Ortega y el mandatario de Nuevo León, Rodrigo Medina. A un par de metros de éste, Pedro Ojeda, quien ya era secretario de Estado en la misma década en que Medina nació, sostenía su bastón.

 

Vecinos de asiento, como ex presidentes del partido, eran Fernando Ortiz Arana, María de los Ángeles Moreno, Jorge de la Vega, y el dirigente de la CTM, Joaquín Gamboa Pascoe, casi tres siglos de experiencia entre los cuatro.

 

Asistieron 18 de 20 gobernadores emanados del partido: César Duarte, de Chihuahua; Roberto Borge, de Quintana Roo; Fausto Vallejo, Michoacán; Eruviel Ávila, Estado de México; Rodrigo Medina, Nuevo León; Mariano González Zarur, Tlaxcala; Fernando Toranzo, San Luis Potosí; Egidio Torre, Tamaulipas; Andrés Granier, Tabasco; Francisco Olvera, Hidalgo y José Calzada, Querétaro.

 

En la fila central de asientos, justo debajo de un retrato de Luis Donaldo Colosio, se ubicaron el líder nacional, Pedro Joaquín Coldwell, y la secretaria, Cristina Díaz; los hombres de confianza de Peña Nieto, Miguel Osorio Chong y Luis Videgaray. Hacia el extremo izquierdo estaban Gustavo Carvajal, Emilio Gamboa Patrón, Manlio Fabio Beltrones, Humberto Roque y Madrazo, entre otros.

 

A la llegada del precandidato la liturgia tampoco falló. Todos los presentes se pudieron de pie y aplaudieron estruendosamente mientras las notas de “La marcha de Zacatecas” llenaban el ambiente.

 

El ex gobernador del Estado de México saludó a todos los representantes de los sectores del PRI, a cada uno de los gobernadores y a la dirigencia. En cuanto tomó su lugar, Coldwell inició su mensaje.

 

 

Palabras fuertes

El senador no escatimó críticas a las administraciones panistas: “El problema es que el gobierno actual ha empobrecido la política y ha centrado su argumentación y su atención, casi exclusivamente, en los temas de delincuencia organizada, acciones que no terminan de debilitar a las bandas criminales, pero sí producen bajas entre civiles inocentes. El Poder Ejecutivo Federal reduce su óptica a la represión armada, el resto de la agenda del país, se ha postergado”.

 

Achacó la corrupción y delincuencia a la falta de políticas sociales, así como a lo que llamó errática política de seguridad y procuración de justicia.

 

“El gobierno federal dice que tiene voluntad para combatirlo, pero obtiene resultados contrarios a lo que proclama. La descomposición social del país es preocupante.

 

“Hoy se destina más presupuesto que nunca a la seguridad pública, mientras que se ha triplicado la incidencia delictiva. El 62% de la población percibe que vive en un entorno inseguro y 40% ha dejado de salir de noche. Los jóvenes de los 14 a los 21 años de edad, se involucran en el 78 por ciento de los delitos cometidos. Las ejecuciones por causas del narcotráfico en 2010, son 5 veces y media mayores que las del 2006”.

 

Coldwell, quien el martes se reunió con el presidente Calderón y recibió la promesa de que el gobierno no se entrometerá en las elecciones de julio próximo, reprochó a la administración que sus obsesiones electorales han contaminado la lucha contra la delincuencia.

 

“En vez de convocar consensos para combatir a los criminales, las autoridades se esmeran en partidizar el tema, lo utilizan como instrumento para descalificar a otras fuerzas políticas, o para denostar a los otros niveles de gobierno. Se ha insistido en que la descomposición social que azota a México, se caracteriza por el creciente desempleo, la rampante desigualdad, el crecimiento de la pobreza, la expansión incontrolada del crimen y todo eso es cierto, pero no se ha dicho que uno de sus rasgos fundamentales, es la mediocre dirección política”.

 

También criticó los resultados de la política económica ya que entre 2008 y 2009 países como Brasil, Panamá, Perú, Paraguay, Chile, Uruguay y Argentina, lograron disminuir la pobreza, mientras México fue el único país latinoamericano en el que aumentó.

 

“La inversión pública en infraestructura ha caído drásticamente. Antes, en México se construían colosales obras, desde las gigantescas hidroeléctricas, los distritos de riego, las nuevas ciudades turísticas, hasta centros de enseñanza superior como la majestuosa Ciudad Universitaria, hoy el gobierno gasta cientos de millones de pesos en un monumento a la corrupción que ofende la memoria de los padres de la Independencia, y atenta contra la estética del Paseo de la Reforma”.

 

Antes de advertir que Peña Nieto representará una nueva política para los jóvenes, también tuvo palabras ácidas para sus contrincantes en los comicios. “La derecha promueve más de lo mismo y la izquierda pasa súbitamente del radicalismo delirante a la república amorosa”.

 

En el remate de su mensaje, Coldwell dijo que la mejor encuesta es la que se celebrará el día de las elecciones y que ha llegado el momento para que la estafeta pase a otras manos: “es ya el tiempo de que volvamos a entonar el himno a la vida y no de promover políticas de muerte”. (Con información de Adriana de la Rosa)