El consejo de los encuestadores para enfrentarse a sondeos que presentan resultados divergentes es sencillo: comparar varias y formarse una opinión propia, porque ninguna de las casas dedicadas a este negocio tiene el ejercicio o la metodología perfecta.

Para un lector cualquiera, la lectura de los números puede ser un paso a la confusión: el miércoles, GEA ISA, la empresa que en febrero de 2006 reportó que Felipe Calderón había reducido la ventaja superior a 10 puntos que le llevaba Andrés Manuel López Obrador, presentó su estudio que da a Enrique Peña una ventaja de sólo 7 puntos sobre Josefina Vázquez Mota (36% y 29% respectivamente), y ésta a 12 puntos de López Obrador.

El jueves, Parametría hizo pública la suya. Peña sigue siendo el líder, con 35% de la intención de voto, pero Vázquez Mota se ubica en el segundo con 24% y AMLO se queda en 15%.

Francisco Abundis, director de Parametría, sugiere un matiz. La diferencia entre esas dos encuestas no es tanta, señala, porque si se toma la preferencia bruta (que no incluye a indecisos, 17% de los encuestados), la de Parametría es de 11% y la de GEA, siete.

“Si te vas a la efectiva, la diferencia se magnifica, parece que 17 y 8 son mucho, pero si ubicas los márgenes de error, que es de más-menos 3%, se cruza el intervalo”.

Roy Campos, director de Consulta Mitofsky, asegura que los encuestadores todavía no encuentran la forma de explicar ni entender la diferencia de los resultados.

El argumento que debe asumirse, dice, es que “no hay encuesta buena ni encuesta mala” sino ejercicios distintos.

“Cuando vemos la encuesta de Covarrubias y vemos la de GEA ISA, que dicen otra cosa, y vemos las otras, son como tres mensajes distintos, entonces no podemos decir, ‘la mía es la buena’ o la de Covarrubias, no puedo decirlo, lo más que puedo decir es que de las más o menos ocho encuestas que hay, es que seis nos dicen una cosa, y dos que nos dicen cosas distintas”, explica.

La diferencia en resultados podría explicarse por la metodología, sin embargo, Campos explica que aún conociéndola surge la pregunta sobre cuál es la mejor.

La correcta lectura, dice, es aceptar que el gremio de las encuestas, esta vez mandó señales distintas y para una lectura más objetiva, no habrá que limitarse a tomar en cuenta una sola encuesta.

“El lector, periodista o analista, no debe leer una encuesta particular y estar describiendo el fenómeno de esta elección con una encuesta, sino estar siguiendo el fenómeno de las elecciones con el mercado de encuestas, afortunadamente, no hay monopolios, son muchas”, afirma.

Para Campos todas las encuestas dicen lo mismo, que hay un candidato a vencer, el priista Enrique Peña Nieto “nada más que unos dicen que queda poca distancia, otros dicen que queda mucha, pero todos dicen lo mismo”.

Abundis acepta que la metodología podría explicar las diferencias. ISA hace una serie de preguntas de contexto sobre asuntos económicos, politicos, personas y acontecimientos del conocimiento público como el aumento del IVA, el “error de diciembre”, etcetera.

ISA, señala, “tiene una tradición prospectiva”. Recuerda que ellos explicaron que Fox iba cinco puntos arriba y que Calderón con uno de ventaja, precisamente en los meses de febrero-marzo. “Si esto es así, lo que dicen es que la elección se va a cerrar ocho puntos pero no tengo historial para sostenerlo”.

Los números son distintos pero apuntan a un hecho, la elección será más competida de lo que muchos preveían. “El hecho de que los datos difieran y que haya un grupo de gente que reporta una contienda más abierta no significa que el ejercicio sea mejor ni peor, estamos a cuatro meses y no sabemos cuál será el resultado”.