A diferencia de la precariedad en que vive la etnia tarahumara, poblaciones indígenas en los municipios de Cozumel, Isla Mujeres y Benito Juárez, en Quintana Roo, así como San Juan del Río, en Querétaro y Ciudad Juárez, Chihuahua alcanzan un ingreso per cápitapor encima de la media nacional, que es de 15 mil dólares (194 mil pesos al año).

 

Para los expertos, las diferencias que arroja el Informe Sobre Desarrollo Humano de los Pueblos Indígenas de México, elaborado por la ONU y la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, radica en la implementación o falta de políticas públicas y proyectos de largo plazo.

 

El estudio señala que en estos municipios el PIB per cápita sólo de la población indígena ronda entre los 15 mil y 18 mil dólares. Esto, debido a que en el caso de las etnias maya, yaqui y zapoteca, que presentan el ingreso más alto, se incorporaron a la vida productiva mediante proyectos etnoturísticos, con agricultura de alto rendimiento y en algunos casos migraron hacia capitales como el Distrito Federal o a Estados Unidos.

 

En el caso de los indígenas de Quintana Roo, su nivel de ingresos es superior a la media nacional (entre los 15 mil 545 y 18 mil 631 dólares) y su índice de desarrollo humano es apenas 6% más bajo que el promedio nacional, siendo el más alto entre los pueblos indígenas.

 

“Los tenemos clasificados por lenguas, y lo que hemos visto es que los que hablan maya (que habitan en Yucatán y Quintana Roo), yaqui y zapoteco (en Chihuahua y Sonora) tienen alto nivel de desarrollo humano, gracias a que se han ido incorporando a distintas actividades económicas en el país y en un nivel medio de desarrollo están los que hablan otomí –que habitan en Querétaro- (…), hay casos de grupos que no tienen que migrar para tener condiciones de vida relativamente buenas”, destacó Rodolfo De la Torre, coordinador General de la Oficina de Investigación en Desarrollo Humano, del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en México.

 

En el caso de los yaquis se ha dado continuidad a las políticas implementadas desde el gobierno del presidente Lázaro Cárdenas, quien en 1936 dio inicio a la construcción de escuelas para jóvenes yaquis, donde también recibieron entrenamiento agrícola.

 

Cárdenas elaboró un plan como respuesta a quejas de invasión de tierras y contra varios tipos de explotación de los recursos de los yaquis que incluyó la construcción de una presa destinada para un sistema de riego de la ribera norte donde los yaquis se habían concentrado.

 

Aunado a esto, por decreto gubernamental ordenó que toda la ribera norte, parte de la ribera sur y las Montañas Bacatete quedaran bajo el control exclusivo de los yaquis, quienes gracias a esta acción se consolidaron en la siembra de trigo, papa, sandía, algodón, maíz, melón, sorgo, garbanzo, uva, alfalfa y naranja, entre otros.

 

En el caso de los mayas, en lugar de optar por actividades tradicionales como la agricultura, desde hace más de una década se sumaron a proyectos productivos como el Programa Turismo Alternativo en Zonas Indígenas (PTAZI), que proporcionó a las organizaciones los conocimientos necesarios para generar un crecimiento y poder tener una administración adecuada de sus recursos; incorporando conceptos de marketing que les permite ofrecer un servicio de calidad.

 

“Esto es una muestra de cómo las cosas son diferentes cuando existen políticas públicas adecuadas, pero si te vas a ver en estados como Chiapas, Guerrero, San Luis Potosí, donde no existen estas políticas, están llevando a la destrucción de los pueblos indígenas”,considera por su parte, Daniel Escoto, coordinador de movilización e impacto de Amnistía Internacional México.

 

El caso de los zapotecos y otomíes es un tanto distinto, pues si bien es cierto que tienen un nivel de desarrollo medio, lo han logrado gracias a la migración de sus integrantes ya sea a las grandes ciudades mexicanas, como el Distrito Federal, o a Estados Unidos para emplearse como jornaleros y su ingreso se ha elevado gracias a las remesas.

 

“En la medida en que pueden migrar pueden aprovechar condiciones en otras zonas. Hay indígenas que han migrado, se han ubicado en zonas urbanas, han venido incorporándose a la actividad económica nacional y se han integrado a los lugares donde laboran los hablantes de su lengua nativa”, dijo el representante de la ONU.

 

 

 

(Kantemó) Los 193 habitantes de Kantemó, en Quintana Roo, han logrado subsistir gracias a la administración de pequeñas cabañas para alojar turistas. FOTO: ESPECIAL