La lucha por la candidatura de la izquierda al gobierno del Distrito Federal se tornó una pugna tensa y enconada en los últimos días, de acuerdo con fuentes perredistas. El causante de que el proceso se enturbiara es Manuel Camacho, coordinador de la Junta de la Coordinación del Diálogo para la Reconstrucción (DIA), que aseguran ha manipulado el proceso y llevado a las diferentes corrientes al umbral de la confrontación.

 

Camacho está actuando con autonomía del jefe de gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard –de quien es su principal asesor-, y del pre candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, según las fuentes perredistas, con la intención de impulsar al ex procurador Miguel Ángel Mancera, el único de los sietes aspirantes que no pertenece a ninguno de los partidos de izquierda.

 

Según las fuentes, Camacho vio en Mancera un candidato que pudiera sustituir su primera opción, la del ex rector Juan Ramón de la Fuente, cuando éste, por razones personales, declinó la propuesta. Al quedar atrás la intención de llevar a De la Fuente al gobierno del Distrito Federal, todo ese equipo volteó a ver al ex procurador, a quien comenzó a promover intensamente el doctor René Drucker, el respetado académico incondicional del ex rector, y se consideraba que el representante de Mancera ante el DIA fuera Josué Ramos, secretario particular de Camacho.

 

La forma como Camacho ha querido fortalecer a Mancera y debilitar a otros aspirantes, en particular a la líder de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, Alejandra Barrales, ha causado malestar entre diversos sectores perredistas y de izquierda. Según las fuentes, Camacho ha sido quien presionó a varios aspirantes a declinar, y el que estimuló a otros a competir.

 

Por ejemplo, de acuerdo con las fuentes, Camacho evitó que el diputado petista Gerardo Fernández Noroña desistiera de registrarse porque no tenía completa la documentación, pero el asesor de Ebrard impidió que se retirara de la contienda y envió a Ramos, su secretario particular, para que le ayudara con el papeleo. Asimismo, fue quien promovió una segunda candidatura femenil, la de la delegada de Iztapalapa, Clara Brugada, que por algunos días mantuvo la expectativa de registrase.

 

Estas corrientes de la izquierda no han sido afines a Ebrard, y no se sabe si Camacho realizó esas gestiones con el conocimiento del jefe de gobierno. Ni Fernández Noroña, ni en el caso que se hubiera dado Brugada, tienen posibilidades reales de quedarse con la candidatura, que se definirá mediante una encuesta que será realizada el próximo fin de semana, y cuyos resultados deberá tenerse en la mano para el 20 de enero.

 

De la misma manera como lo hizo con ellos, Camacho animó al ex secretario de Desarrollo Social, Martí Batres, a que contendiera hasta el final de la competencia, lo que se interpretó como otro intento para socavar el apoyo a Barrales.

 

Fuentes perredistas explicaron que con ese tipo de gestiones se pretendía debilitar las posibilidades de Barrales, al potencialmente restarle votos de la izquierda más social de los partidos y reducirla ante Mancera. Pero de la misma manera, agregaron, Camacho buscó eliminar a aquellos aspirantes que pudieran restarle votos en la encuesta a Mancera.

 

Tal fue el caso de Joel Ortega, ex secretario de Seguridad Pública capitalina, con quien Camacho tuvo un ríspido encuentro la semana pasada, según revelaron fuentes perredistas. De acuerdo con una versión de ese encuentro, Ortega rechazó las exigencias de Camacho para que declinara, entre otras cosas, porque la petición era incondicional y no dejaba abierta una puerta sólida para una negociación política futura. Ortega sí se registró como aspirante.

 

Uno que no se registró fue Mario Delgado, el secretario de Educación capitalino y delfín de Ebrard, que no pudo ganar terreno en las encuestas. Delgado tuvo un fuerte encontronazo con Camacho la semana pasada, quien le exigió no sólo que declinara a la candidatura, sino que declarara a la prensa que apoyaba a Mancera. Delgado se desistió de seguir en la contienda, pero no manifestó apoyo a ninguno de los aspirantes restantes.

 

La parcialidad de Camacho en el proceso ha generado confusión y molestia dentro del PRD y la izquierda. El DIA no es un órgano con representación legal, sino de coordinación de partidos, pero la forma como perciben la acción de Camacho es como si pretendiera que de él depende todo el proceso de sucesión, comentaron fuentes perredistas.

 

Según las fuentes, sí se ha notado que López Obrador, como lo ofreció cuando se anunció su victoria para la candidatura presidencial, se mantuvo fuera del proceso, pero no ha quedado claro el papel de Ebrard, sobre quien supuestamente recaería la sucesión en el Distrito Federal, porque ha delegado, o sido superado, por Camacho en este manejo, quien impidió, coinciden varias fuentes, en que el proceso fuera menos violento.

 

 

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