El gobernador de la provincia argentina de Río Negro, Carlos Soria, murió ayer en la madrugada tras recibir un disparo en la cara después de las celebraciones del Año Nuevo, informaron fuentes oficiales.

 

La muerte de Soria se debió “presumiblemente” a “un accidente doméstico, debido a la manipulación de un arma de fuego”, indicó sin dar más un comunicado oficial.

 

Soria, de 61 años, recibió el disparo en un establecimiento rural de su propiedad de las afueras de la ciudad rionegrina de General Roca, a unos mil 350 kilómetros de Buenos Aires, donde pasaba las fiestas de Año Nuevo junto con familiares y allegados.

 

La esposa del gobernador fallecido, Susana Freydoz, fue interrogada sobre lo ocurrido por el juez Emilio Stadler, quien dispuso el secreto de estas actuaciones.

 

Fuentes policiales señalaron que Soria y su esposa eran las únicas personas que permanecían en la finca cuando ocurrió el fallecimiento del gobernador, ocurrido en un hospital público al que había sido trasladado con una herida de bala en su pómulo izquierdo.

 

“Fue un accidente doméstico con un arma de fuego. Ahora la justicia deberá determinar el modo, las formas de lo sucedido”, dijo a radios locales el vicegobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck.

 

“Soria estaba feliz, contento, por todo lo que había conseguido. Es un golpe tremendo que nos tira al piso: estamos tratando de entender lo inexplicable”, apuntó el vicegobernador Weretilneck, quien quedará al frente de la gobernación de Río Negro hasta 2015.

 

Dirigente del Partido Justicialista (peronista) de la presidenta argentina, Cristina Fernández, el gobernador de Río Negro había asumido su cargo el 10 de diciembre, tras ganar las elecciones del pasado septiembre en ese distrito con el 50 % de los votos.

 

Soria, de profesión abogado, se había convertido en el primer dirigente peronista en acceder a la gobernación de Río Negro desde la restauración de la democracia, a fines de 1983, desplazando a la socialdemócrata Unión Cívica Radical, segunda fuerza parlamentaria, que la tuvo como uno de sus bastiones 28 años.

Río Negro desarrolla rápidamente su riqueza mineral y petrolera mediante inversiones extranjeras, y su territorio tiene gran demanda de constructores de estaciones de esquí andino hasta grandes agricultores necesitados de tierras de cultivo.

Varias empresas chinas reactivaron una mina de hierro importante y han invertido más de mil millones de dólares para irrigar tierras a fin de cultivar granos y producir lácteos para los consumidores chinos. La provincia cuenta con mil 400 operaciones que manejan cientos de miles de ovejas, vacas y cabras.

Aunque Soria era miembro del partido en el gobierno —inspirado por el legendario general Juan Domingo Perón— tuvo enfrentamientos con la presidenta Fernández. Según el diario Clarín, Fernández lo acusó en 2002 de espiar a su marido, Néstor Kirchner, mientras dirigía el Ministerio de Inteligencia para el predecesor de Kirchner, el presidente Eduardo Duhalde.

Fernández, quien pasa las fiestas de Año Nuevo en su casa de la villa turística de El Calafate, se comunicó ayer con los familiares de Soria, a quienes dio su pésame, señalaron fuentes oficiales. EFE Y AP

 

 

 

FUE MINISTRO DE INTELIGENCIA

BUENOS AIRES. Carlos Soria, un veterano político peronista que apenas hace 21 días tomó posesión como gobernador de la provincia de Río Negro, murió el domingo 1 de enero de 2012.

Soria, de 62 años, asumió el cargo el 10 de diciembre tras ganar abrumadoramente los comicios como parte de la coalición Frente para la Victoria, que respaldó a la presidenta Cristina Fernández.

Perteneciente a las ramas conservadoras del peronismo, fue ministro de inteligencia de Argentina bajo la presidencia de Eduardo Duhalde. Soria tuvo diferencias con el presidente Néstor Kirchner y su esposa Cristina durante la crisis económica de 2002 y se había pasado los últimos ocho años como alcalde del pueblo de General Roca.

Soria nació en 1949, hijo de un ferviente partidario del general Juan Domingo Perón encarcelado en dos ocasiones por sus actividades políticas y que al final se retiró para establecer una pequeña tienda de abastos en General Roca. Soria se graduó de leyes en 1973 y siguió el legado de su padre.

Encabezó la comisión del Congreso que investigó el atentado de 1994 contra el centro judío de Buenos Aires y más tarde, como ministro regional de seguridad de Buenos Aires, supervisó la búsqueda de cadáveres de víctimas de la dictadura militar de 1976 a 1983.

Como ministro de inteligencia de Duhalde, fue acusado de proveer falso testimonio en una pesquisa sobre la muerte de dos manifestantes durante la crisis de 2002, cuando el gobierno apenas se mantuvo en el poder en medio de un descontento general.

Soria no fue declarado responsable de haber reemplazado balas de goma con balas regulares, pero admitió que quería dar una lección a los manifestantes, al decir que quería establecer un ejemplo, que “fuera un caso testigo, destinado a recomponer la autoridad del Estado”.

Duhalde inicialmente respaldó a Kirchner, pero más adelante se convirtieron en acérrimos enemigos y Cristina Fernández acusó a Soria de espiar a su esposo. (AP)