Para sobreponerse a la decadencia que sufre el país es necesario auspiciar desde el gobierno el amor a la familia, al prójimo, la naturaleza y la patria, señaló en un artículo el aspirante a la Presidencia por la coalición de izquierda Andrés Manuel López Obrador.

 

En el texto, titulado Fundamentos de una República amorosa, el ex jefe de Gobierno del Distrito Federal dice que ese concepto fraterno es la clave para regenerar la vida pública del país mediante una nueva forma de hacer política y está basado en tres ejes: la honestidad, la justicia y el amor.

 

“Honestidad y justicia para mejorar las condiciones de vida y alcanzar la tranquilidad y la paz pública; y el amor para promover el bien y lograr la felicidad”.

 

Con honestidad y justicia se lograrían mejorar las condiciones de vida, será posible alcanzar la tranquilidad y la paz pública, mientras el amor será el vehículo para “promover el bien y lograr la felicidad”.

 

“La honestidad es la mayor riqueza de las naciones y, en nuestro país, este valor se ha venido degradando cada vez más. Aunque esto atañe a todos los sectores sociales, es, sin duda, la deshonestidad de los gobernantes y de las élites del poder, lo que más ha deteriorado la vida pública de México (…) Inclusive puede afirmarse que la inmoralidad es la causa principal de la desigualdad y de la actual tragedia nacional”.

 

López Obrador lamenta que pese a ser el principal problema del país no sea considerado una prioridad dentro de la agenda nacional mientras se pone el acento en las famosas reformas estructurales.

 

Luego indica que la frase bíblica de Francisco I. Madero sigue vigente: “El pueblo de México tiene hambre y sed de justicia”, una demanda no cumplida a pesar de que fue motivo de la Revolución, pero aparece en la agenda de la llamada clase política.

 

Esa falta de justicia, señala, se hace presente en la pobreza que se aprecia en todas las regiones del país.

 

“Pero quizá lo que más revela la insensibilidad y el desprecio por la gente es la forma en que se enfrenta la crisis de inseguridad y de violencia. El gobierno y las elites del poder son incapaces de aceptar que la pobreza y la falta de oportunidades de empleo y bienestar originaron este estallido de odio y resentimiento. Y, como es obvio, menos les importa atender las causas del problema. Por el contrario, en una especie de enajenación autoritaria, pretenden resolverlo con medidas coercitivas, enfrentando la violencia con la violencia, como si el fuego se pudiese apagar con fuego. Se dicen creyentes, pero olvidan que no es la violencia, sino el bien, lo que suprime el mal”.

 

Para López Obrador, la solución a la ola de violencia que aqueja al país es alcanzar la justicia, porque sólo ésta traerá paz y tranquilidad. Enfrentar el desempleo, la pobreza, la desintegración familiar, la pérdida de valores, incorporar a los jóvenes al trabajo y al estudio es la forma en que se combatirá ese mal y se llegará a la justicia.

 

Acerca del amor, dice que las Constituciones de Estados Unidos, de 1776, y la de Apatzingán, de 1814, incluían en sus artículos la obligación del gobierno de procurar la felicidad.

 

“Como hemos sostenido, la crisis actual se debe no sólo a la falta de bienes materiales sino también por la pérdida de valores. De ahí que sea indispensable auspiciar una nueva corriente de pensamiento para alcanzar un ideal moral, cuyos preceptos exalten el amor a la familia, al prójimo, a la naturaleza y a la patria.

 

La descomposición social y los males que nos aquejan, no sólo deben contrarrestarse con desarrollo y bienestar y medidas coercitivas. Lo material es importante, pero no basta: hay que fortalecer los valores morales.

 

El ex presidente del PRD reconoce que el tema es polémico, pero asegura que si no se pone en el centro de la discusión y del debate, no se llegará al fondo del problema. “Tenemos que convencer y persuadir que si no buscamos alcanzar un ideal moral, no se podrá transformar a México. Sólo así podremos hacer frente a la mancha negra de individualismo, codicia y odio que se viene extendiendo cada vez más y que nos ha llevado a la degradación progresiva como sociedad y como nación”.