La Secretaría de Agricultura evalúa atraer inversión privada a proyectos productivos del sector agropecuario y pesquero, adelantó el titular de la dependencia, Francisco Mayorga.

 

Ante empresarios y diplomáticos, el funcionario dijo que “analizan mecanismos para direccionar mejor los subsidios y apoyos al campo, a efecto de que dejen de ser compensatorios y puedan ser un recurso más efectivo para fortalecer la producción de alimentos en el país”.

 

México, agregó, lleva un buen desempeño como exportador de agroalimentos, por lo que este año es muy probable que supere los 20 mil millones de dólares por este concepto, lo cual habla de un manejo corresponsable de autoridades, productores y empresas en la parte de sanidad e inocuidad de los productos.

 

Ante representantes de Dinamarca, Estados Unidos, Brasil y países de Centroamérica, Mayorga Castañeda destacó que el Presupuesto 2012 es importante para desarrollar programas y proyectos que fortalezcan los esquemas que incidirán en mejorar la producción de alimentos, sin olvidar los retos que representan los fenómenos climáticos.

 

Mencionó que el país cuenta con una posición geográfica privilegiada, con gran biodiversidad y variedad de climas, por lo que se impulsan proyectos estratégicos en el sur sureste del país, a fin de compensar los efectos de baja producción por contingencias climáticas en la zona norte.

 

Mayorga informó que México es líder mundial en la producción de frutas y verduras al contar con una industria con bajos costos de producción y mantiene un estatus sanitario favorable, incluso mejor que en países de Norteamérica en la parte pecuaria, lo cual tiene que ser potencializado para aumentar sus nichos de exportación.

 

Respecto a la colaboración para el desarrollo de ciencia e innovación tecnológica, se han impulsado acciones y mecanismos como el Programa de Modernización Sustentable de la Agricultura Tradicional en colaboración con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo.

 

En este contexto, dijo, es una prioridad la adaptación de la agricultura ante el cambio climático, mediante variedades mejoradas y especies con mayor calidad genética y resistencia; la modificación de prácticas de producción, y el uso sustentable de los recursos naturales.