PORTLAND, Oregón. Los intentos de evacuación de los campamentos de indignados de Oakland (California) y Burlington (Vermont) seguían sin dar frutos, mientras Oregón (Portland) cerró la noche con enfrentamientos y un policía herido.

 

Las autoridades de las dos primeras localidades comprobaron cómo los manifestantes del movimiento “Occupy Wall Street” ignoraban las órdenes de desalojo emitidas el sábado, en respuesta a las muertes registradas en algunos campamentos.

 

El asesinato el jueves de un joven de unos 20 años, al que le dispararon en las proximidades del campamento de Oakland, es uno de los pretextos de las autoridades.

 

En Burlington, cuyo campamento recibió una orden de disolución tras el suicidio del vagabundo de 35 años Joshua Pfenning, que según la policía se quitó la vida con un arma robada, los indignados tienen aún pendiente su respuesta a la orden policial, aunque parecen aceptar que la ocupación ha llegado a su fin.

 

En Salt Lake City (Utah), donde murió un indignado el viernes por una supuesta combinación de abuso de drogas y contaminación por monóxido de carbono, la policía sí logró evacuar el campamento.

 

No obstante, el desalojo se cerró con 19 arrestos de manifestantes, cuyas propiedades fueron enviadas temporalmente a almacenes. Una vez limpiado el parque, las autoridades aseguran que permitirán que los indignados regresen, aunque no podrán acampar ni pasar la noche allí.

 

Mientras Oakland y Burlington ignoraban las órdenes de evacuación, la mayor tensión se registró en Portland, al noroeste del país, donde los indignados se mostraban triunfantes ayer en la madrugada.

 

La turba se concentró en dos parques del centro de Portland en los que están acampados los manifestantes tras dar las autoridades municipales de plazo hasta la medianoche para dispersarse.

 

Empero, horas después, los manifestantes seguían en el lugar, respaldados por muchos simpatizantes que congestionaron las calles aledañas al campamento, paralizando el tránsito. Finalmente, la madrugada del domingo obedecieron a la fuerza pública y comenzaron a desalojar la calle.

 

En cierto momento, el número alcanzó varios miles aunque comenzó a disminuir de madrugada.

 

Los organizadores dijeron esperar que un número suficiente de personas se una a ellos para que la Policía no pueda desalojarlos.

 

“Ocupemos la calle”, gritó uno de los organizadores con la ayuda de un megáfono. “Continuemos la actitud pacífica y estemos alertas. Nuestra fuerza emana de ocupar las calles”.

 

Los manifestantes usaron muebles viejos, restos de madera e incluso bicicletas para levantar barricadas en los dos extremos de la calle que cruza el campamento, al parecer para bloquear el tránsito rodado. Algunos manifestantes discutieron con otros por las barricadas e insistieron en que fueran retiradas.

 

El alcalde Sam Adams ordenó la clausura del campamento alegando la ausencia de condiciones sanitarias y la presencia de drogadictos y ladrones.

 

La presencia policial varió durante la noche, pero sin indicios de cargas contra los manifestantes.

 

Hacia las 4 de la tarde, una fila de unos 200 agentes cortó la calle y blindó la sede federal de los tribunales.

 

Los manifestantes parecían gozar de un espíritu festivo, golpeando cubos de plástico y uno de ellos hizo sonar un cencerro.

 

La Policía advirtió que decenas de anarquistas quizá preparen un enfrentamiento con las autoridades. Los agentes confiscaron el viernes cascotes de cemento, tras ser informados que algunos pensaban utilizarlos como proyectiles. Agregaron que al parecer algunos manifestantes intentan fabricar escudos y obtener máscaras antigás.

 

“Adoptaremos las medidas apropiadas, cuando sea apropiado”, dijo el teniente policial Robert King. (AP)