Los 20 países representados por el Grupo de los 20 se reúnen en un contexto internacional difícil: una economía global nuevamente frente al riesgo de una recesión y la crisis de deuda que amenaza tanto a Estados Unidos como a Europa. A la zaga de estos países y a la espera de las posibles implicaciones de las circunstancias internacionales sobre nuestra economía, México preside el foro en un momento complejo, asediado por las actuales condiciones de violencia e inseguridad. Ante este panorama resulta significativo preguntarse cuál será el papel de México en la presidencia del G20, qué implicaciones tendrá este papel en el contexto geopolítico actual, cuáles son nuestras oportunidades y los retos que enfrentará el futuro anfitrión.

 

El Grupo de los 20  es un foro creado para mejorar el diálogo entre las principales economías del mundo en temas políticos, económicos y financieros. Promueve la cooperación internacional en la búsqueda de un crecimiento global estable y sustentable, vela por la formación de un consenso internacional en temas prioritarios, así como pretende garantizar la estabilidad financiera. La reunión de este año tuvo como prioridad una problemática coyuntural inminente: tomar medidas que logren que los problemas de deuda de países como Grecia, Italia y España no se expandan al resto del mundo, que se restablezca la confianza en los mercados y que se estimule un crecimiento económico global.

 

A México le toca asumir la presidencia del G20 en un contexto nacional complicado, caracterizado por una lucha violenta contra el narcotráfico, tiempos de una intensa actividad electoral y una sociedad poco interesada por la agenda internacional. Señal de ello es que este relevante nombramiento pasó prácticamente desapercibido por los principales medios y la opinión pública. La presidencia del G20 pone a México una vez más en los reflectores de la escena internacional, cerca de decisiones de relevancia mundial y geopolítica, ¿sabrá nuestro país capitalizar dicha posición?

 

La canciller Patricia Espinosa ha expresado la posición de México con respecto a las prioridades que el G20 deberá atender: comercio internacional, regulación financiera, seguridad alimentaria, cambio climático, desarrollo sustentable y la recuperación de la estabilidad económica para reactivar el crecimiento. Para lograr atender estas cuestiones, nuestro país propone tomar medidas como el limitar el uso “irresponsable” de los instrumentos financieros, fomentar una presencia más equilibrada de los países en desarrollo, dar seguimiento a la transformación del Sistema Monetario Internacional, fortalecer la regulación financiera, disminuir la volatilidad en los precios en los mercados de materias primas e impulsar el desarrollo y la reforma de la gobernanza global.

 

Si bien el panorama será complejo y los retos para el Grupo de los 20 difíciles, México se encuentra ante una posible área de oportunidad. Puede aprovechar esta presidencia para fortalecer su ya desgastada política exterior y confirmar el rol que puede jugar en relación a las grandes economías del mundo. Sin embargo, los obstáculos de la política interna que enfrentará en el próximo año y el ambiente político-electoral que moverá los intereses de sus actores principales, pueden ser factores que lleven a desaprovechar esta posición y reiterar así la debilidad de nuestra política exterior y la falta de capacidad para incidir, mínimamente, en un orden de decisiones internacionales. ¿Por cuáles de estas dos opciones se inclinará nuestro país? Está ahí el foro al igual que el pódium, falta que sepamos aprovecharlo. contorno