La agenda trilateral para actualizar los temas de prosperidad y seguridad  en los tres países de Norteamérica, no ha tenido cambios desde 2009. Y no los tendrá en un rato debido a la inesperada muerte del secretario de Gobernación, Francisco Blake, que obligó al presidente Felipe Calderón a cancelar su participación en un nuevo encuentro.

 

En esta Cumbre de Líderes de América del Norte, prevista para hoy en Honolulu, Hawai, con la presencia del presidente Barack Obama y el primer ministro canadiense, Stephen Harper, se preveía conocer las propuestas y beneficios que ofrece México para seguir siendo un socio importante de Canadá.

 

Sería el reencuentro, en dos años, entre los mandatarios de México y Canadá, y el dato novedoso es que la exposición de Calderón se realizaría en medio de un clima de violencia extrema en territorio mexicano y la discusión sobre los temas de tráfico de drogas y de armas en la región.

 

Después de encuentros, acusaciones y acciones conjuntas México-Estados Unidos, esta semana se sabría de qué manera nuestro país explicaría a Canadá cómo ha trabajado en los temas de seguridad y prosperidad, tras el negativo antecedente de la implantación de la visa canadiense para mexicanos.

 

El 11 de junio de 2009 se llevó a cabo el último encuentro entre funcionarios de los tres gobiernos y a través del cual se actualizó el acuerdo “Relaciones de seguridad México-Canadá”, en el cual se incluyen los planes de acción Alianza para la Seguridad y la Prosperidad (SPP) y el Grupo de Trabajo sobre Seguridad México-Canadá (GTS), para los que fueron incluidas por parte de nuestro país dependencias como el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) y la Secretaría de Marina.

 

 

De bioprotección a inteligencia

El primero de los planes fue creado el 23 de marzo de 2005 y firmado por primera vez por el primer ministro Paul Martin y los presidentes de México, Vicente Fox, y el de Estados Unidos, George Bush, en Waco, Texas. Fue concebido a partir de tres apartados que incluyen 10 metas con 38 objetivos y 186 acciones específicas.

 

El primer apartado se denomina “Protección de América del Norte contra amenazas externas”, y tiene como metas la seguridad de viajeros, la seguridad de carga y la bioprotección.

 

La primera meta incluye desarrollar e instrumentar estándares biométricos para mejorar los niveles de seguridad de pasaportes, visas y otros documentos fronterizos; desarrollar e instrumentar medidas de seguridad migratoria compatibles, que incluyen requisitos para admisión y estándares de política para visado, y asegurar la compatibilidad de los sistemas de intercambio de información sobre “viajeros de alto riesgo” que viajen hacia o transiten por América del Norte.

 

La segunda meta habla de desarrollar y expandir los vínculos entre los actores involucrados en la cadena de abastecimiento de bienes que arriban a Norteamérica; elaborar estándares, tecnologías y procesos compatibles para la seguridad de cadenas de abastecimiento, en particular el flujo expedito de comercio de bajo riesgo, así como implementar un plan para regular la importación y exportación de materiales nucleares y radiactivos, de acuerdo con los lineamientos de la Agencia Internacional de Energía Atómica (IAEA, por sus siglas en inglés).

 

Una tercera meta, referente a bioprotección, se refiere a mejorar la vigilancia de la salud humana, animal y vegetal, mediante el desarrollo de sistemas compatibles de detección rápida y monitoreo de enfermedades infecciosas; elaborar y ratificar los protocolos para la asistencia y apoyo mutuo en casos de emergencias fronterizas, así como compartir estrategias para el almacenamiento y distribución de vacunas y antídotos para humanos y animales.

 

El segundo apartado del plan es “Prevención y respuesta a amenazas dentro de América del Norte” y sus metas son seguridad de aviación, seguridad marítima, cooperación en procuración de justicia, cooperación en inteligencia –referente a mejorar las capacidades para combatir el terrorismo a través del intercambio apropiado de listas de terroristas (watchlists) y el establecimiento de vínculos entre los tres países-, así como protección, prevención y respuesta.

 

El último apartado se denomina “Aumento de la eficiencia del flujo seguro de tránsito de bajo riesgo a través de nuestras fronteras compartidas”, que tiene como metas la agilización fronteriza y la cooperación en ciencia y tecnología, que prevé continuar la incorporación de equipo de alta tecnología a lo largo de la frontera Estados Unidos-México para el flujo eficiente y seguro de personas y bienes, así como continuar identificando lugares apropiados para su despliegue.

 

 

El otro plan

 

El plan identificado como GTS fue creado el 23 de febrero de 2007 y su objetivo es promover la cooperación de seguridad estratégica, a partir del intercambio de información y experiencias entre agentes de seguridad en México y Canadá.

 

En este procedimiento para compartir datos se definió la participación, por parte de México, de dependencias como el Cisen, en los temas de migración o seguridad marítima, o de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes y la Secretaría de Marina, como los principales actores en la visita de oficiales canadienses para presenciar  la extracción de petróleo crudo y gas natural de las plataformas que operan en la Sonda de Campeche.

 

En materia de cooperación policial, uno de los intercambios que quedaron definidos es entre la Secretaría de Seguridad Pública –a través de su Policía Federal- y la Real Policía Montada de Canadá (RCPM).

 

En total, del 25 de octubre de 2007 a febrero de 2008, se llevaron a cabo seis importantes labores de intercambio de información.

 

El encuentro entre los presidentes de Estados Unidos y México, y el primer ministro canadiense, tiene dos antecedentes negativos para nuestro país: la presentación de informes de Human Rights Watch y la Oficina de Washington en Latinoamérica (WOLA) en los que la labor de Felipe Calderón en su lucha contra el crimen organizado es severamente cuestionada.

 

Los 40 mil muertos en ese combate, la militarización de las calles mexicanas, las múltiples violaciones a los derechos humanos y las ejecuciones extrajudiciales son los temas más criticados en ambos reportes.