Internet es uno de los ejemplos más claros de inventos disruptivos, su aparición y emergencia supone un cambio cualitativo en las prácticas y hábitos, un fenómeno que posibilita la innovación en una serie inimaginable de áreas de la vida política, social, económica y cultural del mundo. Uno de los nichos que internet ha logrado transformar es el de los medios de comunicación en general y, específicamente, el de los escritos. Una vez que la prensa escrita ha sido atravesada por este fenómeno, quedan en el aire una serie de interrogantes sobre su futuro. Hace algunos meses The Economistpublicó un reporte especial llamado Back to the Coffee House sobre el futuro de los medios: su principal argumento construye una analogía entre el mundo virtual y los viejos salones y cafés del siglo XVIII, espacios ambos basados en el compartir y socializar información, actividades fundacionales de las posibilidades deliberativas que anidan en el centro de la vida democrática. Aquí una relectura de algunos de los puntos más relevantes.

 

En primer lugar, cabría hablar de las transformaciones que involucran la producción y el consumo de información a través de la prensa escrita. De un lado del espectro, existen una serie de estrategias nuevas que afectan la producción de noticias. Tácticas de inmediatez como la incorporación de información elaborada, registrada o compartida por terceros, desde los bloggers ciudadanos hasta los videos caseros registrados por particulares sobre distintos fenómenos. La incorporación de una serie de plataformas como las redes sociales que permiten enviar y recibir información en segundos y estar al tanto de lo que la gente postea,  le gusta, le interesa, lo que se ha leído o visto más y lo mejor rankeado. Para  marzo de 2010, según cifras del Centro de Investigación Pew, 29% de la población en Estados Unidos contribuía ya a la producción y circulación de información vía Facebook o Twitter, una cifra que seguramente seguirá su tendencia ascendente.

 

Por otro lado, el consumo de la prensa ha cambiado radicalmente, los formatos de radio, televisión y medios impresos han cedido cada vez más espacio a prácticas de consumo de información a través de la red. Plataformas personalizables de noticias, envío de boletines electrónicos, actualización en tiempo real a través de RSS, consulta de información no profesional a través de las redes sociales, el mercado de aplicaciones Android o Apple, los distintos formatos de acceso y conectividad a través de dispositivos inteligentes como los teléfonos o las tablets.

 

Esta transformación de las prácticas de producción y consumo de la noticia  necesariamente alteran el mercado. Mientras que en las economías desarrolladas el porcentaje promedio de circulación entre 2005 y 2009 ha bajado -Gran Bretaña (15.9%), Estados Unidos (13.3%), Alemania (8.3%), Francia (5.7%), Japón (4.2%) y Australia (3.8%)-, el panorama es muy distinto en países cuyas economías emergentes han mostrado un crecimiento en el porcentaje promedio de circulación durante estos años: Sudáfrica (6.1%), China (10.4%), México (15%), Brasil (20.7%), India (39.7%).

 

Si bien el nuevo enfoque de los medios debe concentrarse en las posibilidades de Internet, una plataforma que da un gran impulso para promover, filtrar, discutir y compartir información, aún el modelo de negocio que esta plataforma ofrece está lejos de ser rentable. El acceso gratuito a la información resulta sin duda un beneficio para los consumidores de noticias y un aliciente para los periódicos al crear mayor tránsito a sus contenidos, sin embargo  esto es difícil de mantener para las empresas, ya que la publicidad por internet significa menos de 20% de sus ingresos. Entre 2007 y 2009 en Estados Unidos se perdió 30% de los ingresos que los periódicos recibían por colocación de publicidad. Los ingresos por este concepto en 2008 significaron a los periódicos estadunidenses 87%  de sus ingresos totales.

 

La nueva digitalización de la información supone la reinvención del periodismo y la necesidad que los medios tendrán de buscar formas distintas para atraer ingresos. Algunos modelos se exploran actualmente, ya sea a través de  recuperar sus ingresos por medio de suscripciones online o por acceso limitado, como lo hacen The New York Times o The Economist, con una cuota específica de artículos que los lectores pueden acceder de forma gratuita. Esto permite no perder la afluencia de nuevos lectores y  la posibilidad de cobrar los servicios de información a un usuario más asiduo y/o lector especializado. Otras opciones de financiamiento las han explorado algunos medios a través de inversiones filantrópicas o la comercialización de sus contenidos para smartphones y dispositivos electrónicos tipo tablet o Ipad. Si bien al día de hoy mantener los sitios digitales de información es un reto, dado que el mercado digital de la publicidad significa menores ganancias y aún no logra cubrir los ingresos que se derivan de la publicidad impresa, ejecutivos de Google afirman que la publicidad por internet dará mayores ganancias y adquirirá valor cuando ésta logre ser más focalizada y sus estrategias logren llegar a su público objetivo, cuestión que es cada vez más factible dadas las herramientas de medición y monitoreo desarrolladas por empresas para cubrir con estos fines.

 

Finalmente, la pregunta sobre si esta nueva vitalidad inyectada al mundo de la información y la comunicación por parte de las nuevas plataformas tecnológicas significa verdaderamente la reinvención de un espacio deliberativo parecido al del siglo XVIII en donde la información era transmitida de forma conversacional entre los diferentes particulares que al reunirse en los salones o los cafés deliberaban sobre lo acontecido. ¿Será que la analogía aguanta? De cualquier forma, supone un momento fascinante a observar, una transformación en una de las prácticas culturales más significativas para el mundo moderno, un hito en la historia de la información y comunicación mundial se abre paso ante nuestros ojos, habremos de estar atento. contorno