Mientras la situación en Grecia se encuentra en un compás de espera, aparece como centro de atención Italia, por tratarse de la octava economía mundial y la cuarta de la Unión Europea.

 

En concreto, los problemas económicos de Italia son: un  estancamiento en su crecimiento económico y un desempleo de algo más de 8 por ciento, unido a un déficit fiscal elevado y una deuda pública superior al 120 por ciento del PIB, problemas crecientes en el sector financiero y un preocupante nivel de la prima de riesgo de de los bonos de gobierno, superando los 600 puntos, con relación a los similares de Alemania.

 

En particular el gasto privado se mantiene bajo debido a la combinación de desempleo creciente y la reducción en los ingresos, problemas en el nivel de inversión y un creciente déficit en su cuenta corriente, con incremento en las importaciones en general y en particular por los altos precios del petróleo.

 

La gravedad de la situación deja pocas alternativas de solución, donde los ajustes propuestos, para no caer en el default, llevarán un cierto tiempo en mostrar mejoras.

 

El plan espera tener efectos para lograr la consolidación fiscal, reducir la elevada deuda pública, buscar la estabilidad en el sector financiero y utilizar algunas reformas estructurales para alentar el crecimiento, en particular con aumentos en productividad.

 

El plan contiene una serie de aspectos que incluyen reformas al sistema de pensiones, acciones para restablecer prioridades en el gasto público, modificaciones al sistema de impuestos, cambios en el funcionamiento del mercado de trabajo, mejoras regulatorias y algunas privatizaciones, además de la recapitalización de los bancos, muy en el sentido de los ajustes tradicionales, con su carga social y la incertidumbre sobre la efectividad del mismo.

 

Asimismo se esperaba que el fortalecimiento de Fondo Europeo de Estabilidad Financiera permita un apoyo a países de mayor dimensión, como el caso de Italia, en comparación a los casos anteriores.

 

Sin embargo, este pasaje de los problemas,  de la periferia europea a uno de los países centrales, hace pensar sobre el futuro de la actual Unión Europea.

 

*Profesor en la Universidad Iberoamericana