A dos días de la asamblea general anual de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), el partido que gobierna en Alemania con Angela Merkel a la cabeza, crece la polémica en sus filas en torno a la eventual introducción de un salario mínimo.

 

El secretario general de los demócrata cristianos, Hermann Gröhe, anunció este viernes en Berlín que se espera que durante esa reunión, que se inicia el domingo en Leizpig y que concluye el martes, se apruebe de forma clara el plan de un salario mínimo.

 

El tema de política social se observa como una señal de un cambio radical de tendencia del CDU, que en 2003 defendió de forma clara un curso económico liberal, y que en la actualidad empieza a dar un giro hacia la izquierda y “se desprende poco a poco de su sello conservador”.

 

La discusión se extiende asimismo más allá de las filas de los demócrata cristianos, dado que su socio de gobierno, el Partido Liberal (FDP), rechaza la estipulación de un salario mínimo en Alemania.

 

Analistas alemanes del ámbito político señalan que la discusión sobre un salario mínimo es una “mera estrategia política” mediante la que “Angela Merkel desea arrebatarle simpatizantes al Partido Socialdemócrata (SPD) y a los Verdes” de cara a los comicios generales de 2013.

 

Gröhe resaltó por su parte que durante la asamblea general en Leipzig se prevé una “viva discusión”, y agregó que existen señales de consenso ya que “discutimos sobre el ‘cómo’ y no sobre el ‘si’ de un salario mínimo”.

 

El político demócrata cristiano consideró que los planes sobre un salario mínimo no contradicen el acuerdo de coalición de CDU y FDP, y precisó que dicho acuerdo rechaza la creación de una norma salarial unitaria.

 

Destacó que en la actualidad se discute sin embargo sobre la estipulación de salarios en diferentes grupos, y subrayó que “sobre eso debemos hablar con los liberales y con el partido hermano Unión Social Cristiana (CSU)”.

 

Gröhe defendió el curso político de su partido y resaltó que “se puede ser un favorecedor de la economía de mercado y al mismo tiempo oponerse a salarios extremadamente bajos”.

 

Merkel rechaza por su parte un sueldo mínimo general, como exigen correligionarios del ala socialista, quienes discuten sobre la introducción eventual de un salario mínimo alrededor de la marca de siete euros por hora.

 

La canciller federal defiende por su parte el plan de reglamentos específicos según la región y el sector industrial.

 

De acuerdo con resultados de una encuesta realizada por la Fundación Friedrich Ebert, un millón 200 mil personas en Alemania perciben sueldos “dumping” por debajo de cinco euros por hora, al tiempo que otros dos millones 400 mil empleados reciben menos de 7.50 euros por hora.

 

Durante la asamblea general anual de CDU se prevén asimismo discusiones polémicas en torno al tema de la educación, en cuyo marco se está dando un paso atrás al plan de implantar sólo dos opciones para la escolaridad secundaria y preparatoria.

 

Los demócrata cristianos discutirán asimismo sobre la conformación de la Unión Monetaria Europea (UME), en cuyo marco existe apertura dado que por primera vez se aprueba la opción de salida voluntaria de esa región del euro por parte de países miembros.

 

Se considera que si un país miembro “no puede o no quiere cumplir las estipulaciones vinculantes en la zona euro, puede salir de forma voluntaria de la UME sin tener que abandonar la Unión Europea (UE)”.

 

El nivel de simpatizantes de la CDU se mantiene por otra parte relativamente estable, y según los datos de sondeos de opinión publicados el miércoles pasado, el partido cuenta con 33 por ciento de seguidores entre el electorado en Alemania.

 

Un 31 por ciento de los encuestados por parte del reconocido instituto alemán de sondeos, Forsa, manifestó sin embargo que el nuevo curso de CDU respecto a un salario mínimo afecta la credibilidad del partido.

 

 

El Partido Liberal, que forma parte de la coalición de gobierno, continúa registrando una marca baja considerable de apenas un 3.0 por ciento de simpatizantes, es decir dos puntos porcentuales por debajo de la marca de 5.0 por ciento necesaria para acceder al Parlamento.

 

Los socialdemócratas registraron en dicho sondeo, que se realizó entre dos mil 500 ciudadanos, un 28 por ciento de aceptación, seguidos por los Verdes, con un 15 por ciento y la Izquierda (8.0 por ciento).