El Distrito Federal se ha convertido en la principal plaza para robar armamento y uniformes a soldados. En la última década, elementos del Ejército mexicano han “perdido” y les han robado mil 237 uniformes y 113 armas largas.

 

Los motivos principales, reconocen fuentes de la Defensa y especialistas, son asaltos a bodegas militares y la corrupción de los propios soldados.

 

El armamento “extraviado” por los militares es principalmente rifles de asalto, como el fusil mosquetón calibre 7.62 milímetros, la pistola ametralladora MP-5 calibre 9 milímetros, y el fusil automático G-3. Estas armas son utilizadas por fuerzas especiales y de Infantería.

 

De acuerdo con una respuesta de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) a una solicitud de información, de 2000 a la fecha militares han “perdido” 113 armas largas, principalmente en la Ciudad de México, donde en 2006 “extravió”  34 subfusiles MP5, dos fusiles calibre 7.62 milímetros y una escopeta Tryflyte.

 

Según la estadística oficial, al Distrito Federal le siguen Nuevo León, con 11 armas perdidas; Chihuahua, con siete, y Sinaloa y Tamaulipas, con cinco respectivamente.

 

Entre el armamento perdido destacan también fusiles de asalto G-3 y pistolas HK P7-M13, las cuales son armas reservadas para el uso de las fuerzas especiales.

 

 

Los “desvisten”

 

Respecto a los uniformes, la Sedena admitió que en estos 11 años le han sido “robados” 799 uniformes y ha extraviado 438. La mayoría de ellos son uniformes de los tipos campaña verde olivo y el pixelado selva.

 

Estas prendas son utilizadas por las tropas responsables de combatir a la delincuencia organizada en el país. Cuentan con un folio que permite identificarlas, así como al elemento que se le entregó.

 

Y es el Distrito Federal donde también se registran más pérdidas o robos de uniformes con 257. Resalta un robo de 68 uniformes tipo pixelado selva el pasado 7 de mayo en la Ciudad de México.

 

Pero este caso no es el único en la capital del país. El 2 de octubre de 2002, la Sedena reportó el robo de 43 uniformes, el 14 de marzo de 2003 extravió 64 y el 5 de febrero del mismo año sufrió el robo de 55. Finalmente, el 16 de mayo de 2005 informó del robo de 50 prendas.

 

Según los datos de la Sedena, le siguen el Estado de México con 108 uniformes robados y perdidos; Guerrero, con 87, y Durango, con 75. Cabe mencionar que estas entidades registran altos niveles de violencia por la operación de organizaciones criminales.

 

Otros tipos de uniformes robados y perdidos por la Sedena son los camuflado urbano, camuflado selva, camuflado desierto, pixeleado desierto y negros.

 

Este año ha sido el que más robos y pérdidas de prendas militares reporta el Ejército, con 383 piezas. El año pasado fueron 257 y en 2003 hubo 144.

 

Datos de la Sedena revelan que en los últimos cuatro años, 8 mil 894 fusiles y pistolas han sido robadas o extraviadas a las policías y procuradurías estatales.

 

Apenas el 26 de octubre pasado, militares detuvieron en Veracruz a un presunto miembro del cartel de “Los Zetas”, señalado como jefe de la célula que actúa en ese puerto. La detención se registró junto con la de otros cinco hombres, cuatro de los detenidos estaban vestidos con uniformes militares apócrifos.

 

 

No las pierden, las venden

 

Para el investigador René Jiménez Ornelas, la pérdida y robo de armamento y de uniformes militares obedece a dos situaciones: al ataque de criminales a guarniciones militares y federales y a la corrupción al interior de las fuerzas castrenses.

 

“Los narcos, y el crimen organizado en general, también ataca a las guarniciones militares y eso no se sabe. Estos ataques se registran principalmente en cuarteles de la Policía Federal, donde los delincuentes se llevan armamento, uniformes y equipo militar o de seguridad”.

 

“Pero también ocurre porque hay corrupción, no sólo a nivel de policías estatales, y municipales, sino a nivel de militares, marinos y policías federales. Entonces, aquí se vende armamento y equipo militar al mejor postor”, aseveró.

 

Lo anterior tiene como consecuencia ganancias económicas para los militares corruptos y el aumento de falsos retenes en diversas carreteras del país, en los cuales son detenidos automovilistas para robarles sus vehículos o extorsionarlos.