Esa es la pregunta que debe responder tanto el director general de la petrolera estatal, Juan José Suárez Coppel, como el ex secretario de Energía y ahora secretario de Hacienda, José Antonio Meade.

 

Ambos fueron los funcionarios públicos clave en la decisión de firmar un pacto de sindicación de voto con la constructora española Sacyr para asumir posiciones conjuntas en la petrolera española Repsol e incrementar la inversión de Pemex en Repsol por alrededor de 1,600 millones de dólares.

 

Como ya lo ha dicho Suárez Coppel, la operación tuvo el conocimiento y la aprobación del presidente Calderón. También ambos funcionarios han explicado en diversos foros las motivaciones estratégicas corporativas que los movieron a ampliar la inversión de Pemex en Repsol.

 

Lo que no ha sido explicado suficientemente es por qué Suárez Coppel y Meade decidieron ‘embarcar’ a Pemex en la riesgosa aventura que les propuso el entonces presidente de Sacyr, Luis del Rivero, sabiendo no solo de la fama y antecedentes públicos del empresario, sino también conociendo la frágil situación financiera que enfrenta Sacyr y que incluso pone en riesgo su propia inversión en Repsol.

 

Ahora que Luis del Rivero ha sido destituido de la presidencia en Sacyr, de la vicepresidencia en Repsol, y que ha sido roto el pacto que mantenía con otros accionistas que le permitían el control accionario en Sacyr, se abre el espacio para las preguntas sobre las verdaderas motivaciones y calidad del pacto que firmaron con Sacyr de la mano e influencia de Del Rivero.

 

¿Qué ofreció exactamente Del Rivero a los funcionarios mexicanos para ‘subirlos’ a su plan que pasaba necesariamente por darle viabilidad financiera a su compañía, Sacyr, ante la urgente necesidad que enfrentaba de reestructurar la deuda financiera antes de fin de año y que, para Del Rivero, implicaba en ese momento mantener el control de su compañía?

 

La respuesta es relevante por la magnitud de los costos que ahora –ante el derrumbe de Del Rivero y la inminente ruptura del pacto societario Pemex-Sacyr- debe enfrentar la petrolera mexicana no solo en el terreno financiero y legal, sino sobre todo en su reputación como jugador corporativo global del gobierno mexicano.

 

SÍGALE LA PISTA…

La semana pasada corrió fuerte el rumor sobre la salida del subsecretario de Egresos, Carlos Montaño Fernández, de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. La versión llamó la atención porque en estos días Montaño Fernández y el secretario José Antonio Meade están metidos de lleno en las negociaciones sobre el Presupuesto de Egresos 2012 en el Congreso y porque Montaño Fernández, hombre cercano al ex secretario y ahora precandidato presidencial Ernesto Cordero, fue designado por el presidente Felipe Calderón apenas en enero pasado. El rumor cobró fuerza porque la salida de Cordero de Hacienda también suponía, para algunos, la marcha de Montaño Fernández, sobre todo por su poca afinidad con el equipo que ahora encabeza Meade; sin embargo no hay que olvidar que la subsecretaría de Egresos es una posición clave para Los Pinos y allí está la última palabra.

 

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