Miami es toda una ciudad cosmopolita. Como bien dice el dicho, en el mar la vida es más sabrosa y Miami lo tiene todo: clima cálido, vistas del Caribe, restaurantes buenos y vida nocturna. Tanto, que los latinos han hecho esta ciudad su hogar lejos de casa. En el censo de 2010, en el Condado Miami-Dade, el 65% de la población era hispánica o de origen latino, mientras que en Estado de Florida es de 22.5%. La mayoría latina se impone y el inglés se usa poco.
Para hospedarse existen miles de opciones, sobre todo en la zona de South Beach, donde hay cadenas como el Ritz Carlton u hoteles más pequeños tipo boutique. Sin embargo si uno busca menos ajetreo en una zona más residencial, el Mandarin Oriental es ideal. El hotel ubicado en la zona de Brickell Key, ofrece lujo y confort, con servicio de primera. Además, en temporada baja puedes conseguir tarifas de hasta de $190 dólares por noche, cuando normalmente empiezan en los $400 dólares en temporada alta.
Para cenar hay un sin fin de opciones, que van desde pequeños restaurantes de vecindario como Mandolin ubicado en el Design District a ofertas ultra-hip como el Zuma ubicado en el centro de Miami.
Al llegar al Mandolin, inmediatamente quisiera vivir cerca para ir a comer a este “neighbourhood restaurant” (restaurante de barrio). Ubicado en una casa de los cuarentas pintada de blanco, cuenta con un patio que nos transporta a una taberna griega entre sus decoraciones azules y blancas. El concepto de interiorismo es simple: mesas de madera sin manteles, sillas diferentes en blancos y azules y algunos toques, como el recipiente de aceite de oliva convertido en florero o el agua embotellada que ellos mismos filtran y sirven en rústicos envases de vidrio. En el patio crece un árbol, así como enredaderas. Al llegar la noche, prenden en cada mesa veladoras que le brindan al espacio un aire íntimo. La comida es mediterránea hogareña. El pan esta delicioso, así como las aceitunas y los mejillones. En este lugar se respira simpleza y buenos ingredientes.
Contrario a toda la sensación hogareña que sentí en el primer lugar, en Zuma se respira la alta moda y perfumes caros de gente bonita. Si uno lo desea puede llegar en su propio yate, ya que cuenta con su muelle privado. Este restaurante, con sucursales en Londres, Hong Kong, Estambul, Bangkok, Beirut y Dubai ofrece comida japonesa contemporánea de izakaya (tipo tapas japonesas) en un ambiente minimalista que combina madera, iluminación cálida, granito y paneles de papel de arroz. El restaurante está dividido en distintas zonas: un comedor con una amplia barra y cocina abierta, un sake bar y la terraza. Obtener una reservación puede ser complicado y aún más, tratar de decidir qué pedir con su amplia selección de platillos que incluyen botanas, sushi y sashimi, robata, tempura y platos calientes. Sin duda, lo mejor de la noche fueron los platillos preparados en el Robata Grill, donde utilizan la técnica milenaria de cocinar en el “irori”, la tradicional fogata de carbón japonesa acompañado de uno de los sakes de su amplia carta.
El viaje a Miami se me va como agua y en un abrir y cerrar de ojos estoy de vuelta en la Ciudad de México. Recién desempacada llego puntual a desayunar a Au Pied de Cochon con Rodolfo “Opi” Sadler, enólogo de Bodega Santa Ana en Mendoza, Argentina.
Me cuenta que al igual que mucha gente en Argentina, sus familiares migraron de Europa sin mirar atrás. Tanto, que al tocar su nuevo hogar dejaron los zapatos en el barco para ni siquiera cargar con la tierra que traían. Su tesoro más cuidado durante este viaje fue un pañuelo lleno de cortes de sus viñedos que luego fueron plantados en la zona de Mendoza. La inmigración sin duda tuvo un efecto positivo en la cultura del vino en Argentina, por lo que los consumidores locales son muy exigentes. Esto ha hecho que el posicionamiento del vino Argentino se busque más en vinos de buena calidad, que en vinos a granel que valen poco. Por lo mismo en los últimos años, se ha gestado un movimiento interesante de reordenamiento terriorial en los viñedos. Cada vez el “terroir” y las uvas van definiendo denominaciones específicas en distintas zonas. Los viñedos están especializándose en producir las uvas que mejor se dan en los climas específicos y que mejor vino producen. Rodolfo afirma que, sin duda, los vinos argentinos en general ofrecen una muy buena relación precio calidad.
Me encanta platicar con los enólogos de los viñedos, sobre todo cuando se trata de entender su filosofía para elaborar el vino. Le comento que en lo personal siento que cada vez más el vino se está “americanizando”. Que los puntajes de especialistas como Robert Parker han transformado la industria del vino haciendo un vino potente, frutal, con mucha madera. Me da la razón. Me cuenta que es fácil hacer vino para agradar a los críticos americanos. Sin embargo afirma que esto a la larga también hace que los vinos sean más predecibles. El no voltea a ese mercado para obtener su guía espiritual en cuestiones enológicas, ya que entiende que es un vino de moda donde la guía decide cual es el vino a tomar. El quiere que la gente tome sus vinos porque le gustan. Buscar imprimir en sus vinos su sello personal: que estén bien armados, balanceados, elaborados de una manera más tradicional, que sean limpios para el paladar. Me cuenta que Santa Ana fue una de las bodegas más galardonadas en los Decanter World Wine Awards 2011 llevándose un Regional Trophy con su La Mascota Malbec 2009, una medalla de oro con Santa Ana La Mascota Cabernet Sauvignon 2009, tres medallas de bronce para Santa Ana Reseve Malbec-Shiraz 2009, Santa Ana Two Vineyards Malbec 2010 y Santa Ana Unánime Gran Vino 2006. Sin duda, estos premios hablan de la pasión que le inyecta al arte de hacer buen vino.
Es curioso, pero al hablar sobre el viñedo se imaginaría uno que es un viñedo pequeño, familiar. Me sorprendo al saber que en realidad es parte del Grupo Peñaflor, uno de los más grandes productores de vino en Latinoamérica y el quinto en el mundo.
El desayuno se transforma en una aula de clase de “management” cuando me cuenta cómo el grupo decidió manejar las bodegas. Me recuerda al modelo ya conocido de los corporativos de Silicon Valley. Cada bodega es independiente y compiten entre sí. Entre risas me dice que claro se ayudan los enólogos de las distintas bodegas, pero también confiesa que siempre están volteando a ver lo que hacen los otros y tratan de mejorarlo. Cuenta que es un reto recibir reconocimientos y mantenerse. Entiende que es un proceso cíclico y que es inevitable tener buenos años y no tan buenos. Sin embargo, cuando no están arriba, el Grupo se los hará saber. Es interesante ver cómo en una gran empresa, todavía puede generarse la sensación de un viñedo pequeño, independiente, con filosofías muy personales para elaborar su vino.
Nos despedimos afectuosamente. Una vez más constato como la pasión en lo que uno hace es fundamental. Sin duda la vida no sólo es más sabrosa en el mar, sino también cuando te puedes dedicar a lo que te gusta.
Espero que tengas un maravilloso domingo y recuerda, ¡hay que buscar el sabor de la vida!
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Mandolin
http://www.mandolinmiami.com/
4312 NE 2nd Ave. Miami, FL 33137
Tel: 305.576.6066
Zuma
http://zumarestaurant.com/zuma_mi.html
270 Biscaye Boulevard Way, Miami, FL 33131
Tel: 305.577.02.77
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¿Qué está pasando en el mundo? En el museo Londinense “Victoria & Albert” de arte y diseño hasta el 15 de enero de 2012 presentará la exposición titulada “Postmodernism: Style and Subversion 1970-1990,” donde nos llevarán por un viaje del movimiento de contracorriente arquitectónico y de diseño más importante del siglo 21.
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ana@anasaldana.com