¿Qué tienen que dialogar en privado el comisionado federal en Michoacán, Alfredo Castillo, y un presunto narcotraficante ligado a los cárteles de los Valencia y de Jalisco Nueva Generación, como Juan José Farías Álvarez? La respuesta a tan delicada pregunta tendría que darla, ya, el enviado especial del presidente Enrique Peña Nieto, luego de documentarse el encuentro que sostuvo a puerta cerrada con el capo señalado por la Secretaría de la Defensa como narcotraficante en Tepalcatepec el pasado 5 de febrero.

 

El silencio hasta ahora del comisionado federal ha desatado toda clase de interpretaciones sobre este encuentro. Desde la justificación, casi infantil, del gobernador Fausto Vallejo, para quien pudo tratarse de un descuido en el que el narcotraficante, apodado El Abuelo se coló a la reunión con el representante presidencial, hasta las acusaciones de la oposición michoacana que, en voz de dirigentes del PAN y el PRD, han sugerido que el gobierno puede tener una “alianza” con un cártel de drogas, como el de Jalisco Nueva Generación, para golpear a otro grupo delincuencial como Los Caballeros Templarios.

 

“Ese sería un regreso al viejo estilo del PRI de pactar con los narcotraficantes”, dijo el diputado federal Miguel Alonso Raya, vicecoordinador del PRD en San Lázaro. Y es que las imágenes difundidas, primero en Televisa y luego identificadas en fotografías por el diario Reforma, no dejan lugar a dudas sobre la presencia y el diálogo cercano que el comisionado Castillo sostuvo con el hombre al que en 2009, un comunicado oficial de la Defensa calificó como “narcotraficante” y “lugarteniente del Cártel de los Valencia”, tras informar de su detención. La propia PGR lo identificó desde 2006 como traficante de drogas sintéticas a Estados Unidos y lo vinculó al empresario chino Zhen Li Ye Gon y a Rubén Oseguera El Mencho, líder del Cártel Jalisco Nueva Generación.

 

Lo grave del asunto es que un policía experimentado como Castillo difícilmente ignora el pasado y las acusaciones penales contra un personaje que cobró tal notoriedad en el mundo del narcotráfico y que ahora se reunió con el funcionario federal en calidad de dirigente y fundador del grupo de autodefensa de Tepalcatepec, una de las primeras guardias paramilitares creadas en Michoacán y que desataron el fenómeno de paramilitarismo que motivó la intervención federal de la que Alfredo Castillo es el coordinador designado directamente por el presidente Peña Nieto.

 

Si no se explican los motivos que tuvo Alfredo Castillo para sostener esa reunión -“él tendrá sus razones”, dijo ayer el procurador Jesús Murillo Karam- podría tomarse como una confirmación de que los grupos de autodefensa sí están vinculados a grupos del narcotráfico como el Cártel Nueva Generación de Jalisco y que, a sabiendas de eso, el gobierno los alentó y los utiliza como “brazos armados paramilitares” para golpear a Los Templarios y romper el control de ese grupo en tierras michoacanas.

 

El extraño encuentro de Castillo puede ensuciar toda la estrategia y el discurso oficial sobre un “rescate” de Michoacán por parte del gobierno central, para ubicar las acciones federales más bien en el peligroso nivel de una alianza o una negociación para cambiar al grupo delincuencial que controla el millonario negocio del narcotráfico en el estado occidental, punto neurálgico en la elaboración, fabricación y distribución de las drogas sintéticas a los Estados Unidos.

 

De ese tamaño es la gravedad de tal encuentro y de ese tamaño la urgencia de una explicación clara y creíble que evite poner en duda los verdaderos fines del millonario despliegue de fuerza y recursos económicos que el gobierno mexicano realiza en Michoacán. Va de por medio la credibilidad de toda la estrategia contra el narcotráfico del gobierno de Enrique Peña Nieto.

 

NOTAS INDISCRETAS… Quienes piensen que Felipe Calderón no está metiendo mano en la enconada disputa interna del PAN y de paso hace política en activo y contra el actual gobierno se equivocan. Dos datos confirmados evidencian que Calderón está decidido a volver a ser factor de poder en el país: primero, fue el ex mandatario quien convocó y organizó la reunión entre Ernesto Cordero, Josefina Vázquez Mota y Juan Manuel Oliva la semana pasada, en busca de una candidatura de unidad para enfrentar a Gustavo Madero. Y el segundo y más grave, lo cuentan empresarios de Monterrey que en días pasados escucharon a Calderón explicar su fundación Desarrollo Humano Sustentable. “En mi gobierno Michoacán no estaba como ahora… en mi gobierno no había tantos secuestros, en mi gobierno…”. ¿Es decir que Calderón cuestiona la forma en que ahora se conduce al país?.. Los dados mandan Serpiente. Mal pinta la semana.