El miércoles por la noche hubo una cena importante en Los Pinos. El presidente Enrique Peña Nieto invitó a todos los senadores del PRI para agradecerles el trabajo realizado para que se aprobara la Reforma Energética. Dicen los que saben que Peña Nieto expresó que los beneficios de esta reforma ya no los verá en su administración, pero que eran necesarios, así como también realizarla junto con todas las reformas en su primer año de gobierno, a costa del desgaste político. Salieron contentos los senadores y próximamente, la invitación será a los diputados.

 

Tras la aprobación en el Senado y el Congreso de la Reforma Energética, la sorpresa entre priistas y panistas es el fracaso de la movilización de Morena. Dicen que no realizaron movilizaciones reales y que su protesta fue sólo testimonial. Les extraña la poca fuerza que mostraron sin su líder al frente de ellos, Andrés Manuel López Obrador, cuyo prolongado silencio –más de lo que una intervención cardíaca como la que suele requerir-, es tan extraña que hasta piensan mal. Nunca esperaban que fuera tan pobre la actuación de Morena en las calles, lo que no sólo benefició a quienes apoyaron la Reforma, sino al propio PRD, que vio que su enemigo no es tan poderoso.

 

Corren las versiones en los pasillos palaciegos sobre el futuro de Francisco Rojas al frente de la Comisión Federal de Electricidad. Lo han visto cansado, aseguran, y sin ímpetu. Siempre se refieren al enorme trabajo que hizo la CFE para restaurar la energía eléctrica en Guerrero, cuando quedó devastado por “Ingrid” y “Manuel” en sólo una semana, que nunca fue presentado en forma y fondo ante la opinión pública. Pero que nadie se acelere, dicen los que saben, porque si están pensando que viene el cambio, no será, por lo pronto, en lo que resta del año.

 

Una vez más, José Luis Luege, ex director de Conagua, brincó a la palestra para decir que el plan de construir una pista más para el aeropuerto internacional de la Ciudad de México en terrenos federales dentro de la propia construcción, afectaba al Lago de Texcoco. Dicen los que saben, que los estudios a los que se refirió Luege nunca especifican qué parte del lago pudiera quedar afectada por esa pista, como afirma el ex funcionario. La impresión que dejó en el gobierno federal, es que aprovechó el tema para buscar posicionamiento dentro del PAN, su partido que lo tiene un poco olvidado.