A François Hollande le llega una bocanada de aire refrescante, con su visita a México, después de haber recibido un golpe electoral adverso a su gobierno. La semana pasada Hollande tuvo que tomar una decisión contraria a sus intereses estratégicos: nombrar a Manuel Valls en sustitución de Jean-Marc Ayrault para reanimar su gestión administrativa. La conformación ideológica del binomio Hollande-Valls es un producto inorgánico que concentra, en una sola oferta, la suma del espectro político; de la derecha (de palos y piedras) que señala a los inmigrantes como culpables de los patinazos económicos a la paternalista izquierda que consiente a los trabajadores a través de la poda de años necesarios para jubilarse y/o la eliminación de horas de la jornada laboral a la Lionel Jospin.

 

Así nace la Cuarta Vía, Hollande-Valls, el binomio que tratará de regresar a Francia la confianza por la política. Años atrás, Tony Blair tuvo la fortuna de toparse con el sociólogo Anthony Giddens para que le esbozara una arquitectura creativa que a su vez asimilara la realidad de un vacío: el socialismo disipado con el derrumbe del muro de Berlín. En efecto, la risa de Blair nació del reflejo de la Tercera Vía, un socialismo cimentado en la estructura del capitalismo, o si se prefiere, un socialismo de ficción. La fórmula resultó excelsa porque abrevó su política social en el paraíso nórdico. Después de la intervención de Gran Bretaña en Irak por órdenes de Blair, el fenómeno quedó disecado. Museísticamente, Blair pasó a la historia como “El líder que pudo ser”.

 

Con la Cuarta Vía, Hollande-Valls desean cerrarle el paso a Marine Le Pen, la doctora del momento que promete a los franceses la cura del mal del momento: los inmigrantes y la Unión Europea. En el cuarto de máquinas del laboratorio político, cuando los índices de desempleo no encuentran puntos de inflexión a la baja se activan las alarmas, es decir, la correlación del odio (se incrementa el desempleo por lo tanto se incrementa el discurso del odio contra las variables étnicamente exógenas del modelo eugenésico) sube de prioridad en las agendas de los gobernantes.

 

Valls representa a la derecha de la izquierda. No se trata de un juego geográfico. Es la Cuarta Vía, la operación salvamento. En octubre del año pasado, el ministro del Interior ordenó expulsar de Francia a una niña gitana de 15 años. Leonarda Dibrani estudiaba en el colegio André Malraux (gran novelista, autor de La condición humana) de Pontarlier y al ir en el interior de un camión escolar hacia Sochaux, en la frontera suiza, fue detenida por ser hija de inmigrantes ilegales. De facto, la orden del ministro del Interior llegó para que la expulsaran a Kosovo (después se supo que nació en Italia). En efecto, el ministro del Interior en octubre del año pasado y quien dio la orden para expulsar a 20 mil gitanos fue el catalán Manuel Valls, hoy, elemento toral en la conformación de la Cuarta Vía.

 

Con la Cuarta Vía es una especie de tienda departamental en la que se concentra la venta de todo tipo de ideologías. Nicolas Sarkozy intentó ser el outsider de la Transrepública francesa pero fracasó en el intento. La Cuarta Vía tiene la virtud de cooptar todo tipo de ideologías; si la economía requiere de un recorte de 50 mil millones de euros entre 2015 y 2017, entonces la oferta se importa de Bruselas empaquetada al vacío; si la época es xenófoba y se requiere expulsar a mugrosos que dañan a la estética de la parte derecha del río Sena, entonces se ofrece lo que Marine Le Pen tiene registrado como patente política. Si la época invita a abrir las fronteras, entonces se rescata la armónica marxista para reproducir la melodía humana que acostumbra a tocar el Partido Comunista. La vida va o si se prefiere, las líneas de producción política industrializan ideologías a la carta. La convergencia en el centro del espectro ocurrirá cuando sea necesario, por ejemplo, durante las campañas electorales; en ellas, quien se encuentre frente al micrófono leerá el storytelling que compagine historias como la de Leonarda pero también atmósferas como la de la tasa Tobin, es decir, gravar las ganancias financieras provenientes de la especulación accionaria.

 

La estética de la UNAM-Sorbona

 

El canciller José Antonio Meade se anota un éxito más en el acuerdo de cooperación que firmaron el Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM con la Universidad de París-Sorbona (París IV) y la escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales (EHESS).

 

La venganza viaja a través de un tuit

 

“Apoyo a @MaudeVersini quien no ha visto a sus 3 hijos en 847 días, retenidos por su padre en México. @francediplo tiene que actuar”. Lo anterior lo escribió @Valtrier, la ex pareja del presidente Hollande. Los sentimientos no pertenecen a mundos cartesianos, pero sí a Twitter. Atención, la actuación de Hollande al haber recibido como heroína a Florance Cassez fue grotesca. Ahora, espero que la resolución del problema civil que tiene el ex gobernador Arturo Montiel se solucione a través de la justicia.