“La comida siempre era vegetariana”, dice Margot Wölk, quien a sus 96 años cuenta su experiencia como catadora de la comida que Adolf Hitler.

 

Tenía 25 años cuando por error fue reclutada para servir en la Guarida del Lobo, el bunker de Hitler en medio de un bosque en  Partsch, en Prusia Oriental, hoy la ciudad se llama Parcz y forma parte de territorio polaco.

 

 

La mujer es la única sobreviviente de 15 que fueron enlistadas para servir al Führer, que temía por su vida. “Había constantes rumores de que los británicos lo querían envenenar” cuenta.

 

Teníamos que terminar la comida. Después, nos tocaba esperar una hora, y siempre teníamos miedo de ponernos enfermas. Llorábamos por la alegría de haber sobrevivido”, relata Wölk al diario británico The Independent.

 

Aunque trabajó para él, cuenta que las medidas de seguridad eran tan extremas que nunca pudo ver a Hitler, a lo más que llego fue a conocer a su perra Blondi.

 

“Nunca comía carne. Siempre arroz, fideos, pimientos, guisantes o coliflor”, recuerda la mujer que fue salvada por un oficial de la SS a finales de 1944 cuando el Ejército Rojo avanzaba rumbo a Berlín.