Los habitantes de la ciudad de Gdańsk en Polonia se encontraron con una nueva y muy peculiar escultura el pasado sábado 12 de octubre cuando transitaban por la Avenida Victoria, donde se encuentra el famoso tanque soviético #121 que conmemora la recuperación de Gdańsk de manos de los Nazis por parte del Ejército Rojo en mayo de 1945. Lo inusual, era que el tanque estaba acompañado por una escultura de hormigón de un soldado ruso violando a una mujer embarazada, lo cual desató gran polémica.

 

Con el título “Komm, Frau” (Vamos, mujer en alemán) el artista Jerzy Szumczyk, creador de la obra y estudiante de la Academia de Bellas Artes de Gdańsk evidencia crudamente las violaciones a mujeres entre 1944 y 1945 por parte de los entonces soldados soviéticos durante la liberación de Polonia al final de la Segunda Guerra Mundial.

 

La estatua representa a un soldado, identificado como ruso por su casco, de rodillas entre las piernas de una mujer tirada en el suelo en avanzado estado de gravidez. Con la mano izquierda sostiene agresivamente el cabello de la mujer y con la derecha le pone una pistola en la boca.

 

Szumczyk, el artífice de tal obra podría enfrentar una condena de hasta dos años de prisión por “incitación pública al odio a partir de la nacionalidad” según las autoridades polacas. Ante lo cual aseguró a la agencia de noticias AFP: “Quería mostrar la tragedia de la mujer y los horrores de la Guerra”.

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A pesar de haber sido retirada la estatua a pocas horas de haber sido colocada, la conmoción ya había cimbrado tanto a rusos como a  polacos, sobre todo al embajador ruso en Polonia, Alexander Alexeyev quien señaló al periódico The Moscow Times: “Estoy profundamente indignado por esta afrenta de un estudiante de la Academia de Bellas Artes de Gdańsk, que ha insultado con su pseudo-arte de la memoria a más de 600 mil soldados rusos que dieron sus vidas en la lucha por la libertad y la independencia de Polonia”.

Lo impactante de la escultura es lo explícito en la representación de un severo agravio contra los cuerpos de las mujeres. Pese a que sabemos que las violaciones sexuales en tiempos de guerra son una constante, al ser convertidas las mujeres en botines de guerra, se suele ocultar tales abusos, tanto que se sufre el riesgo de que sean olvidados. Esta propuesta artística saca de nuevo a la luz, de manera tan vívida, la violencia sexual contra las mujeres polacas y alemanas, lo que provoca incomodidad y rechazo a enfrentarse con los hechos.

 

Las cifras con respecto a las mujeres violadas en Gdańsk son ambigüas, y las estimaciones son difíciles de precisar, pero se señala que cerca de 100 mil mujeres polacas y cientos de miles de alemanas fueron violadas por los soldados soviéticos.

 

El hecho de que históricamente se ha conferido a la mujer el papel de transmisora de cultura y como símbolo femenino de Nación y/o Patria provoca que la vejación sobre los cuerpos de las mujeres sea interpretada como un ataque sobre la misma Nación y por lo mismo la violación sexual se convierte en una poderosa arma de guerra.

 

Esta interpretación obedece a que visual y literariamente se muestra tradicionalmente a la Patria como mujer, salvando o defendiendo de la ocupación a su Nación. Al ser las imágenes materia prima de los imaginarios que construyen las nociones de identidad y Nación en la sociedad, es simbólicamente contundente los agravios sobre las mujeres y el consiguiente rechazo.

 

Ya desde 2000, durante el 55 aniversario de la liberación de Polonia, se habían generado protestas contra el tanque #201 cerca de donde Szumczyk dispuso su controvertida estatua. El tanque era considerado inapropiado y se cuestionaba la legitimidad de honrar tal evento que para la mayoría de los polacos de Gdańsk representa el paso de ser ocupados de los alemanes a los rusos, más no la liberación. A decir del gobierno ruso el tanque #201 representa el rescate, pero el sentir del pueblo es otro.

 

La escultura de Szumczyk consigue remover consciencias al dejar más al desnudo la ocupación territorial y la violencia contra las mujeres, dejando aún más evidente el doble ultraje, simbólico y físico de Gdańsk, lo que  podría ocasionar una escalada en el rechazo al tanque #201 que frecuentemente está cubierto de graffiti.