Cuando una mayoría de británicos decidió a finales de junio pasado apoyar la salida del Reino Unido de la Unión Europea, se vio una ola pesimista que le costó a los mercados uno de los días más negros en muchos años.

 

Las bolsas se derrumbaron y monedas como el peso mexicano se depreciaron de forma acelerada. Era un panorama cercano al apocalipsis.

 

Sin embargo, pasaron los días y las semanas y los mercados regresaron a la calma. Para muchas bolsas en poco tiempo se había borrado por completo cualquier impacto negativo del Brexit. Al punto de que algunos consideraron que eso de enfrentar una crisis por la salida británica del bloque europeo era un mito genial.

 

Nada más lejos de la realidad, sólo que cambios de esa envergadura toman su tiempo y los espacios que quedan vacíos entre un hecho y otro son siempre rellenados con la fuerza de la especulación.

 

Desde el gobierno de la primera ministra Theresa May anticipan que la salida será un proceso complejo. Una evidencia numérica del impacto que ha tenido el Brexit en los mercados británicos es la depreciación de la libra frente al dólar de casi 16% a partir del momento que se conoció la determinación de los ciudadanos de salir de Europa.

 

Una lección que nos deja la actual situación británica respecto a México es que si bien fueron los propios súbditos de la reina Isabel II los que soltaron los demonios, una razón para que el impacto sea mayor es el desequilibrio comercial que enfrenta ese país.

 

La devaluación de la libra esterlina ayuda a equilibrar ese comercio exterior. Una forma empírica de comprobar esto es la enorme cantidad de Rolls-Royce nuevos que hoy circulan por las calles de Miami, otra manera son las expectativas favorables que tienen muchas empresas exportadoras británicas de presentar incrementos de dos dígitos en sus exportaciones.

 

México tiene una moneda muy castigada, pero sus exportaciones no despegan porque el sector industrial mexicano de exportación depende de su contraparte estadunidense que sigue en recesión.

 

El riesgo es financiero, la depreciación de la libra esterlina y la incertidumbre de perder el acceso al mercado europeo llevan a algunos cálculos de pérdidas de casi 40 mil millones de libras esterlinas en ingresos del sector financiero de la isla.

 

Estamos muy ocupados por la elección de Estados Unidos, por los precios del petróleo y le digo que llegamos hasta el colmo de creer que no pasa nada con el Brexit.

 

No hay que dejar de tomar en cuenta el impacto de este rompimiento en un futuro. Será, de hecho, durante el primer trimestre de 2017 cuando inicien las negociaciones, que se antojan ríspidas entre británicos y europeos continentales para la separación.

 

Es un hecho que traerá consecuencias globales ese divorcio. Claro que por ahora tenemos nuestro propio monstruo tocando en la ventana de la frontera con Estados Unidos y, por lo tanto, nos olvidamos de aquella decisión histórica. Pero la factura global parece inevitable.