En 2008, Eduardo Sojo hizo a un lado su filiación partidista y se convirtió en el primer presidente del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) como organismo autónomo. Aún alejado de la vida partidista, el economista no se ha visto alejado de la polémica: El INEGI transita entre héroe y villano porque a las autoridades de todos los niveles no siempre le gustan los resultados de su trabajo.

 

El reto del Instituto, sin embargo, Sojo lo identifica en otro esfera: Generar información oportuna que sirva para crear políticas públicas, que sea aprovechada por las empresas y los ciudadanos, y alejarse del futurismo económico y el análisis. Eso lo deja a otros, pero se anima a decir que, según los datos del INEGI, la economía mexicana está en recuperación, y sólo falta ver el tamaño de la pendiente.

 

Con la camiseta de observador neutral bien puesta. El doctor Sojo cuida las formas, pero se anima a señalar dos temas pendientes en el país: Estado de Derecho, y modernización de la administración pública.

 

 

 

¿Cómo ha cambiado el Instituto desde que asumió en 2008 a la fecha?

 

Primero te diría sorpresas. A nivel internacional, recientemente se aprobó por la Asamblea de Naciones Unidas algo que le llaman los Principios Fundamentales de la Estadísticas Oficiales, y uno de ellos es que los institutos de estadística tienen que mantener independencia profesional, y cuando se discutió en el mundo se vio que la mejor práctica hasta en la Constitución la tenemos en México. A nivel nacional ha tenido un impacto muy positivo por dos razones: Primero, porque nos dio una mayor capacidad de innovar, de moverte más rápido y adaptarme mejor a los tiempos.

 

Segundo, porque con la autonomía también nos dieron un mandato, coordinar el Sistema Nacional de Información Estadística y Geográfica. La idea es que se genere información bajo los mismos conceptos básicos y especificaciones, de modo que la información que hacen por todos lados se pueda hablar entre sí. Yo digo que nunca había trabajado tanto el INEGI para el gobierno federal como ahora que es autónomo.

 

¿Y cómo marcha esta estandarización de la información?

 

Hay desafíos todavía muy grandes. El INEGI establece normas de cómo debe generarse la información y poco a poco esas normas van siendo aplicadas por las distintas unidades del estado. Pero quizás el mayor desafío que tenemos en materia de generación de información tiene que ver con el nivel municipal. Es ir picando piedra para que se genere cada vez más información que sea consistente y te permita tomar decisiones.

 

¿Qué tanta disposición hay de las autoridades de todos los niveles para compartir esa información que en ocasiones no les favorece?

 

Hemos tenido que hacer trabajo con ellos por que en un principio alguna información pudiera parecerles contraproducente entregarla, pero al contrario, la información siempre es útil, y si hay una cifra que alguien considere mala, significa que hay algo que cambiar.

 

¿Cómo hacer que la población conozca, entienda y utilice la información del INEGI?

 

Es el reto más importante. Una estrategia muy importante es que cambiamos nuestro modelo de negocio, entendimos que nuestro negocio no era vender información, sino que ésta fuera utilizada y hoy prácticamente todo es gratuito. En donde se ve muy claro es en la cartografía, que mucha gente tenía que ir a nuestras oficinas de venta y comprarlas, y desde que la pusimos en internet de forma gratuita ha habido una explosión de su utilización. Ya todos los mexicanos pagamos para que esta información sea utilizada.

 

¿Hay buena coordinación entre el INEGI y las dependencias federales?

 

Estamos muy cerca de las dependencias para que nos digan cuál es la información que nos puede ser útil. Siempre ha habido coordinación, pero hoy el mandato de crear el Sistema nos ha dado una mayor cercanía. Hemos tenido también muchos proyectos de generación de información que las dependencias nos pagan. Por ejemplo, la Subsecretaría de Prevención y Participación Ciudadana de Gobernación requería una encuesta, que es una encuesta muy innovadora de cohesión social, para ser más asertivos en su diseño de políticas públicas; la Secretaría de Desarrollo Social, que requería evaluar su Cruzada contra el hambre, también nos contrató, y la Secretaría del Trabajo, que buscaba investigar sobre trabajo infantil, nos contrata una encuesta… Entonces trabajamos muchísimo con las dependencias, todo con recursos frescos, porque ya se sale de nuestro programa de trabajo.

 

¿Esa información se hace pública?

 

Para mí es muy importante el tema. La instrucción es que en todos los convenios que firmemos con las dependencias hay una condición muy clara: que toda la información que levantamos nosotros, es pública, como el censo educativo, que hicimos con la SEP. ¿Qué no podemos hacer público? La parte confidencial. Por ejemplo publicamos todos los tabulados y el atlas educativo, pero nos solicitan los nombres de los maestros, y esa ya es información confidencial y se la entregamos a la Secretaría.

 

El INEGI realiza una encuesta sobre percepción de la seguridad, pero ¿cuál es la percepción de la seguridad del INEGI? ¿A que problemas se enfrentan en zonas conflictivas?

 

Siempre ha habido zonas dónde es difícil acceder. Cuándo hicimos el conteo de 1995 había el conflicto zapatista y había municipios donde no podíamos entrar. Lo que encontramos ahora es que esas zonas difíciles de acceder también se nos presentaron en zonas urbanas, donde no había sido el caso anteriormente.

 

Hay zonas muy complicadas para entrar; nuestras oficinas en todo el país conocen bien las zonas y saben a dónde tienen que ir en grupo; hay zonas en las que por supuesto los encuestadores tiene prohibido ir de noche, otras donde entramos y salimos, y hay zonas donde contactamos a las autoridades, para que nuestros encuestadores y los entrevistados se sientan más seguros. Sí es difícil, ha sido más complejo, pero afortunadamente hemos podido llevar a cabo nuestro trabajo.

 

El INEGI a veces es héroe y a veces villano para las autoridades según la información que difunde…

 

Eso lo experimentamos todos los días. La información a veces va a gustar, a veces no, pero nuestro argumento es que siempre va a estar científicamente sustentada. Que nuestro único mandato es generar información con oportunidad. ¿Cuándo veo más este tema? Cuando generamos información para las entidades federales. Por la misma información, tasa de desempleo, homicidios, Producto Interno Bruto o lo que sea, hay entidades federativas que casi nos sacan un desplegado y otras donde no les gusta.

 

¿Ha recibido el INEGI presión de alguna autoridad o partido político por la información que difunde?

 

A veces dan opiniones sobre que no les gusta, pero no. Un instrumento que ha sido central en nuestro trabajo es el Calendario de Información Estadística. Lo aprueba la junta de gobierno en diciembre del año previo y se hace público, entonces los medios saben el día y la hora en que se va a presentar la información. No hay que alguien pudiera decir que porque hay una elección… ahí está el calendario. A veces gusta, a veces no, pero hoy todos saben que actuamos sin sesgo.

 

¿Por eso el INEGI no hace análisis ni futurismo económico?

 

Son dos cosas muy importantes, dos límites que debemos ponernos, para no convertirnos en juez y parte. Y otras dos cosas: No meternos a políticas públicas y no hacer juicios de valor, no decir esta tasa de desempleo es buena o este crecimiento es malo, sino dar el dato y que otros lo interpreten.

 

Entendiendo que el INEGI no hace análisis, con todo este mar de información que tiene el Instituto, ¿cómo ve Eduardo Sojo, el economista, la situación del país?

 

Puedo darte dos elementos: Muchos especialistas esperan que la reforma energética aumente el crecimiento potencial, esto lo digo como ciudadano. Yo creo que todo el mundo espera que tenga mucho éxito en el futuro esta reforma. Y en la coyuntura yo te diría que el único indicador en el que nos metemos un poquito en el futuro son los indicadores cíclicos, el coincidente, que te mide dónde está la economía, y el adelantado, que trata de anticipar hacia dónde va.

 

El coincidente en estos momentos se encuentra en la etapa de recuperación y el adelantado señala que se va a pasar a la etapa de expansión. Estos indicadores muestran que la economía se está recuperando, yo creo que el debate está más en el tamaño de la recuperación.

 

¿Cuál es el siguiente reto de México? ¿Corrupción, informalidad, inseguridad…?

 

Todo está relacionado. Yo te diría dos cosas, que no tienen que ver con mi posición (en el INEGI). La primera es la modernización institucional, que seamos muy eficientes en los gobiernos, y dos, el Estado de Derecho, que todos tengamos acceso a una justicia pronta y expedita es algo fundamental para que todo lo demás funcione. Estado de Derecho, y modernización de la administración pública… ¡Pero ya son temas en los que me estoy pasando de la rayita!