De nueva cuenta, Felipe Calderón perdió. Fue derrotado una vez más -y por tercera ocasión ante el mismo personaje-, frente a ese político al que tanto maltrató y humilló desde Los Pinos: Gustavo Madero Muñoz.

 

Y Madero anoche celebraba en grande otra vez. Ayer, junto con su compañero de fórmula, Ricardo Anaya, y en compañía de Santiago Creel, de Marco Antonio Adame, de Federico Doring y de los gobernadores de Puebla (Rafael Moreno Valle), Baja California (Kiko Vega) y Sonora (Guillermo Padrés).

 

Los números iniciales, esos que traían los maderistas les obsequiaban un margen de dos dígitos: 13.5 puntos. Pero esperarían a que el propio partido diera a conocer los números oficiales.

 

Los corderistas, en cambio, se guardaban en su madriguera. Para ellos, las encuestas de salida estaban sesgadas pues 23% de los consultados no respondía. Luego, según decían, los conteos rápidos les ponían arriba.

 

“¡Amárrense los cinturones!”, advertían a eso de las seis y media de la tarde.

 

Pero no fue así. Pasadas las ocho de la noche, con cifras oficiales -y pataleos de los perdedores- Cordero y Juan Manuel Oliva se salieron de la casa de campaña y se encerraron en otro inmueble a definir la estrategia a seguir (la negociación de la derrota) al saber que Madero arrasó en la contienda.

 

Un triunfo que no sólo fue frente a Ernesto Cordero, sino, y sobre todo, frente al calderonismo y ante aquellos que consideran que el PAN se entregó inopinadamente al peñismo. El rumbo maderista se imponía.

 

Porque quiérase que no, detrás de la figura de Cordero estaba otra vez (como en la búsqueda de la candidatura presidencial) Calderón.

 

La primera derrota calderonista frente a Madero ocurrió, recordemos, en 2010, cuando se eligió al presidente de Acción Nacional. Calderón – entonces presidente de la República- intentó acomodar a Roberto Gil Zuarth en el cargo (así como impuso anteriormente a César Nava y a Germán Martínez) pero no lo logró.

 

Equívoco de señales tardías, según se comentó en su momento, y el apoyo entonces de Margarita Zavala a Madero, llevaron al chihuahuense al frente del PAN a pesar de los deseos de Calderón.

 

La segunda derrota para Calderón frente a Madero ocurrió tras los apabullantes resultados en contra recibidos en las urnas -a su gestión y a su candidata, Josefina Vázquez Mota- que los llevó hasta el tercer lugar.

 

Calderón intentó entonces hacerse del partido -así como lo buscó, pero tampoco lo logró, Ernesto Zedillo en el 2000, cuando el PRI perdió la presidencia de la República- con una asamblea refundacional antes de entregar la banda presidencial.

 

En esos meses finales del sexenio calderonista, Madero y los suyos impidieron que prosperara el llamado de su mandatario. Si algo se hacía dentro del partido, apuntaron, sería hasta después de que el de Michoacán dejara Los Pinos. Y así fue.

 

La tercera derrota de Calderón frente a Madero la contemplamos ayer. Y fue más rotunda de lo que muchos imaginaron.

 

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Y DE PASO TAMBIÉN CORDERO.- A Ernesto Cordero le ocurrió lo peor que le podía pasar en términos políticos: en año y medio ha sido derrotado en dos ocasiones consecutivas. Las únicas, por cierto, en las que ha contendido.

 

La primera, cuando buscó la candidatura de Acción Nacional para la presidencia de la República. Jugó como delfín del presidente de la República, Felipe Calderón, y perdió. Esa contienda se la ganó holgadamente Josefina Vázquez Mota en febrero del 2012.

 

La segunda, esta vez, en la carrera por la dirigencia del PAN. El triunfo se lo llevó Gustavo Madero.

 

(Entre sus derrotas no contamos su defenestración como líder de la bancada panista en el senado, pues tal decisión depende exclusivamente del presidente del partido. Pero también podría ubicársele en el terreno de las pérdidas).

 

Cordero se convierte en un candidato perdedor.

 

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CÉSAR CAMACHO EN EU.- Y mientras los panistas sufrían su primera elección abierta, el presidente del PRI se andaba placeando en los Estados Unidos.

 

Este fin de semana César Camacho tuvo una reunión de trabajo con el filósofo y político brasileño Roberto Mangabeira en Boston; ayer sostuvo un desayuno con académicos y actores empresariales, organizado por la Asociación de Estudiantes

 

de Harvard; y por la noche cenó en privado con el embajador de México en Washington, Eduardo Medina Mora.

 

La agenda del priista en el país vecino abarca hasta el jueves 22 de mayo y entre las actividades programadas hay reuniones con la subsecretaria de Estado para el Hemisferio Occidental del Departamento de Estado, Roberta Jacobson; con el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, y con Ricardo Zúñiga, responsable del Hemisferio Occidental en el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca.

 

Por lo que toca a los representantes mexicanos, la cónsul de México en Nueva York, Sandra Fuentes Berain, ofrecerá un par de comidas en honor del presidente del PRI; y el representante de México ante la ONU, Jorge Montaño, cenará con Camacho en privado el miércoles por la noche.

 

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GEMAS: Obsequio de Gustavo Madero: “Hago un llamado a todos para dejar atrás lo más pronto posible esta jornada interna”.