Recién se levantó de la mesa que compartió con el líder panista Ricardo Anaya y las palabras de Carlos Navarrete dejaron entrever un cambio en la posición del PRD frente al gobernador de Guerrero.
Ya no fue la defensa a ultranza de Ángel Aguirre Rivero envuelta en el drama nacional, ni la historia del supuesto referéndum para ver si los guerrerenses quieren que se vaya o no.
Lo que Navarrete deslizó esta tarde -hay quienes afirman que se lo planteó anoche al propio gobernador- fue la posibilidad de que Aguirre tome la decisión por sí mismo de retirarse. Y que lo haga ya:
“Él sabe perfectamente lo que está ocurriendo en el estado y espero que a estas horas esté evaluando la situación de su gobierno”, soltó.
“Somos receptivos a las presiones sociales que se están dando en todo el país y no cerramos los ojos, ni los oídos, ni los sentimientos…”
Durante una hora (de las 14:20 horas a las 15:20 conversaron a solas Anaya y Navarrete en una de las mesas del fondo de Casa Lamm. En torno, en otras mesas, algunos de sus ayudantes: Marco Antonio Adame del lado del panista y Amalia García por lo que toca al perredista (además de sus secretarios particulares y sus equipos de prensa).
Sobre el mantel -inevitable-, el anuncio que poco antes acababa de hacer el líder de la bancada panista en el Senado: que esa misma tarde solicitarían la desaparición de poderes en Guerrero.
Lo cierto es que Jorge Luis Preciado se había ido por la libre pues sólo el Comité Ejecutivo Nacional está facultado para tomar una decisión de esas. Pero era una manera de subirse al candelero (lo mismo exigió hace un año en el caso de Michoacán) y de meterle un calambre más a Miguel Barbosa y a los perredistas.
En cambio, José Isabel Trejo, coordinador de los blanquiazules en la Cámara de Diputados, traía otro análisis, sin gatos en la barriga:
“Desaparecen Poderes… ¿y cómo los aparecemos?, ¿cómo vamos a poner de repente a un gobernador?, ¿cómo vamos a poner de repente un Congreso y al Poder Judicial, si estamos hablando de los tres Poderes? No es tan fácil”, indicó.
Pero volvió la mirada hacia lo que sí podría ser más factible:
“Con una renuncia potencial del gobernador sí estaríamos hablando de la desaparición del problema: que el gobernador renuncie para que entre un interino, ese sería un escenario que es distinto a la desaparición de Poderes”, propuso.
Una solicitud de licencia… hacia allá apuntaba la situación cuando empezaba a oscurecer.
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REUNIONES NOCTURNAS.- A las ocho de la noche comenzaría la reunión del CEN del PAN para valorar la situación en Guerrero y definir su posición. Del lado del PRD ocurría otro tanto. Las cúpulas estaban en conciliábulo.
¿Y el PRI? Hasta donde sabemos, Emilio Gamboa fue requerido insistentemente desde el jueves pasado por la Secretaría de Gobernación para evaluar la situación generada por la desaparición de los 43 normalistas en Iguala y ver las posibilidades de lograr un consenso en el Senado para acreditar la desaparición en Guerrero.
La conclusión no fue positiva. No sólo los perredistas estaban en contra, también había priistas que rechazaban la medida. Para los priistas, la solicitud de licencia del gobernador era el mejor camino -inevitable- para calmar la ira de los normalistas.
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AGUIRRE TENÍA RAZÓN.- Hace cuatro días se le echaron encima al gobernador guerrerense por haber declarado que algunos de los cuerpos hallados en las fosas clandestinas no eran de los normalistas.
Lo acusaron de impertinente, de querer confundir a la gente, de inventarse un discurso positivo para esconder la tragedia de los normalistas de Ayotzinapa… hasta el procurador General de la República, Jesús Murillo Karam, se le fue encima con cajas destempladas.
Y ahora resulta -tres días después de que Aguirre Rivero lo informó- que efectivamente el gobernador tenía razón y que los 28 cuerpos hallados no pertenecen a los normalistas.
Lo que esto deja ver -y así lo han insinuado los perredistas- es que la PGR está dilatando deliberadamente dar a conocer los primeros resultados de la investigación.
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GEMAS: Obsequio del gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre Rivero: “Si sirve mi salida, no tengo inconveniente”.