Si el Comisionado Alfredo Castillo sigue amedrentando a todos aquellos que no estén de acuerdo con su estrategia de combatir a la delincuencia organizada y desorganizada, e insiste en sospechar que varios presidentes municipales y otros funcionarios de Michoacán colaboran con los narcos, hasta que no demuestren lo contrario, el estado podría correr el riesgo de ser el “Waterloo purépecha” de Enrique Peña Nieto, que podría superar el “Michoacanazo” de Calderón, apuntan los observadores. ¡Qué la boca se les haga chicharrón! Apuntan los priistas.

 

La preocupación no es para menos. Nada más hay que fijarse en lo que dice el Comisionado cuando “le colman el plato” quienes cuestionan, por ejemplo, en qué se está gastando el dinero del  “Plan Michoacán” y algunas de las 250 acciones contempladas en el programa. Ustedes síndicos no les crean a los comentaristas que cuestionan  la “dinámica delincuencial”. Yo les voy a decir la “pura neta”, y les voy a explicar con claridad en qué consiste la estrategia para que “en lugar de dejarse ir muchas veces por lo que se dice por algunos comentarios o que se hable en una columna o demás, tengan la absoluta certeza qué es lo que se está haciendo y cuál es el planteamiento que se está trabajando y en qué fase nos encontramos en estos momentos”, expresó. (O sea que él es el único dueño de la verdad, pensaría cualquier columnista, incluyendo los bisoños).

 

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Y suelta el “choro” de que por instrucciones del señor secretario de Gobernación están construyendo y consolidando la Fuerza Rural y Fuerza Ciudadana… para revertir la “pirámide delincuencial”, donde una persona que empieza a delinquir, robándose lo que encuentra afuera de un café, después un día se anima a robar unos retrovisores; posteriormente va por las llantas y luego por el vehículo. Después roba un establecimiento y luego una casa; se pasa a la distribución de droga y así hasta que llega al punto más alto que es el secuestro y del secuestro a lo que sería ser jefe de plaza o ser jefe de una zona de narcotráfico; es más o menos la evolución delincuencial, explica Castillo, y aclara: “Ningún capo inició de un día para otro siendo jefe de plaza, sino que empieza desde pequeño”.

 
Y ante los cuestionamientos de las cifras de secuestro en la entidad -donde en el mes de julio no se presentó ni una denuncia sobre este delito-, señaló que “no es sensato comparar la estadística del año pasado con la de este año, porque la del año pasado es una estadística no confiable”. Y antes de que lo cuestionen, aclara: “No es confiable porque el año pasado no había confianza para denunciar, porque cuando la gente denunciaba, en la noche llegaban y les devolvían la denuncia y se las echaban en la puerta de su casa con alguna amenaza y la gente prefirió en su momento, inclusive, evitar el tema de la denuncia”. Esto en cuanto a extorsión se refiere.

 

En materia de homicidios -que podría ser uno de los pocos delitos donde no hay una cifra negra, según el Comisionado Castillo- había fosas clandestinas o simplemente a veces eran incinerados, entonces hasta tener una estadística en ese delito era difícil. De manera pues, que la única estadística que vale es la que nosotros llevamos, la cual arranca a partir de principios de año. Así tenemos, detalló, “que de enero a junio, más o menos, el comportamiento del tema de los secuestros estaba de 12 a 14, 15, 16, 17, 18 secuestros, aproximadamente. En el mes de julio pudimos llegar a la cifra uno, y ahora es muy importante que se mantenga tres o cuatro meses, que no sólo lo tengamos en un mes. En el tema de municipio que teníamos 90, 95, 98, 102… ya en julio se registraron 69, que es una disminución importante”.

 

Y para no aburrir a los lectores con todo el “choro” del Comisionado Castillo, les recordó a los síndicos lo que hace más de tres meses les dijo a aquellas personas que en su momento habían sido amedrentadas, a quienes les recomendó levantar las denuncias ante el Ministerio Público para contarle lo que había pasado y para narrar, con detalle, lo acontecido (cuántas “chelas” se tomaron, si recibieron alguna lana y cositas por el estilo, dirían los malosos). “Estaban todos los presidentes municipales y puedo decir que prácticamente la mayoría fue omiso”, les recordó. Entonces ahora ese discurso de “pues yo no digo nada pero si me cachan pues digo”, no es un discurso válido, les advirtió, porque desde que llegó la comisión y desde que se tuvo comunicación permanente y además se platicó en su momento con los diferentes actores (la Procuraduría) que todas aquellas personas que habían sido víctima de extorsión… estaban en el momento oportuno para denunciarlo y proporcionar toda la información para evitar este tipo de situaciones, insistió.

 

O sea que quienes no siguieron las recomendaciones del Comisionado Castillo perdieron su oportunidad. Ahora, en consecuencia,  van a actuar sobre aquellas personas que se presuma, y existan elementos que las vinculen con la delincuencia.

 

Todo eso que advierte señor gobernador, perdón Comisionado, está muy claro. Una sola observación de los comentaristas que cuestionan la “dinámica delincuencial”: Si no amarra bien las denuncias, Michoacán podría correr el riesgo de ser el “Waterloo purépecha” de Enrique Peña Nieto.