Las maromas que han tenido que dar los futuros miembros del gabinete de López Obrador para justificar su Plan Nacional de Paz y Seguridad son de antología.

Comenzando por la futura secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, que al mejor estilo de Cantinflas trató de explicar que la Guardia Nacional será integrada por marinos y militares, pero que serán Policía, como si el solo cambio de nombre les cambiara la formación castrense.

O la del “ideólogo’’ del lopezobradorismo, John M. Ackerman, que cuestionó absolutamente todas las medidas de seguridad de Calderón y Peña, y terminó redactando un tuit en el que decía “tampoco me gustan los militares en las calles, pero no es lo mismo un soldado al servicio de la paz que uno listo a disparar’’.

Ajá.

El único Ejército que se conoce que no está dispuesto a disparar es el Ejército de Salvación, y dudo mucho que los integrantes de la futura y fifí Guardia Nacional vayan a cantar villancicos y a vender galletas de jengibre en las zonas violentas a las que serán asignados.

Maromas también las del coordinador de los diputados de Morena, Mario Delgado, y del presubsecretario de Hacienda, Gerardo Esquivel, desmintiendo que haya ya un proyecto de presupuesto para 2019 en el que las universidades tendrían 32% menos recursos que este año.

Con lo que no contaban es que el futuro secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, les corrigió la plana como lo hizo antes con Ricardo Monreal.

Urzúa reconoció que se había tratado “de un errorcito’’ de cálculo que ya se está corrigiendo.

El error estuvo en el hecho de que los presupuestos de las universidades se calcularon con las percepciones sin actualizar de todos los académicos y personal administrativo; ya con las tablas actualizadas se corregirá dicho gazapo.

Y la última maroma es la de Martí Bartes justificando la modificación de la Constitución para que Francisco Ignacio Taibo, nacido en España, pueda asumir la dirección del Fondo de Cultura Económica.

“Se tiene que acabar con ese anacronismo’’, dijo sobre el requisito de ley que obliga a ser mexicano nacido en México al futuro director del FCE.
Ni en el circo chino de Pekín.

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El primer gran error –oso o como quiera llamarle- de la futura jefa de Gobierno de la capital, Claudia Sheinbaum, fue la presentación del logo que identificará a su administración.

Enfocada en enterrar todo lo que huela a perredismo, la ex delegada en Tlalpan convocó al diseño de lo que sería la nueva imagen institucional del Gobierno en sustitución de la marca CDMX que colocó Miguel Ángel Mancera.

Pues bien, no habían pasado ni 60 minutos de la entrega del cheque al ganador, cuando en las redes sociales se dejó en claro que se trató de un plagio.
El logo ganador es igual –lo que varía es el color, de negro a verde- al que tiene registrado desde 2009 la banda de rock progresivo Neural FX, de Monterrey, Nuevo León.

Y aunque desde muy temprano se hizo saber a la jefa de Gobierno el revuelo en redes, al cierre de este espacio no había ningún comentario de ella ni del supuesto diseñador Israel Hernández.

¿Habrá también maroma?
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Asociaciones de indígenas mayas se manifestaron el fin de semana en contra de la construcción del Tren Maya.

Pobrecitos, no han entendido los múltiples beneficios que les dejará la magna obra del obradorismo.

Mayas fifís.