Ahora que hemos estado dando la vuelta a los mercados a nivel internacional, el caso de China es de llamar la atención.

En los últimos 12 meses, la Bolsa de China ha registrado un ajuste de 22.6%, y tan sólo en octubre, la caída ha sido cercana a 11.8%, hasta el momento. En cuanto a su moneda, el yuan, en lo que va del año se ha depreciado 6.7%; en los últimos 12 meses, 4.5%, y desde los mínimos en febrero pasado cuando tocó 6.27, la depreciación alcanza 10.6%.

Las tasas de interés han permanecido desde septiembre de 2015 en 4.35%, y recientemente el Banco Central de China redujo de nuevo el requerimiento de reservas a bancos a 14.5% y a otras entidades financieras que otorgan créditos a 12.5%.

La economía registró una tasa de crecimiento de 6.7% al cierre del segundo trimestre del año, y es posible que en esta segunda parte de 2018, la tasa de crecimiento sea menor.

Mientras que en 2012, las ventas minoristas crecían a tasas anuales de 18% y la producción industrial se expandía a 14.8%; datos al cierre de septiembre se ubican en 9.0 y 6.1% anual, respectivamente.

Las reservas internacionales están en 3.08 billones de dólares, teniendo más de 1.18 billones de dólares en bonos del Tesoro norteamericano. En 2015, dichas reservas alcanzaban 3.8 billones de dólares, lo que refleja una disminución de 19% con una economía en desaceleración, lo que implica muy probablemente que el Gobierno ha hecho uso de reservas para tratar de mantener cierto dinamismo en su economía.

La balanza fiscal es deficitaria en 3.5% del PIB. Entre 2012 y 2015, el déficit oscilaba entre 1.5 y 2.3%, pero se aceleró en 2016 hasta -3.8%. El gasto gubernamental supera su nivel de ingresos.

La deuda sobre el PIB ha ido en aumento. En 2012 era de 34% y en 2017 cerró ya a 47.6%.

Vemos que la dinámica del sector servicios es la que mantiene activa a la economía, mientras que la manufactura pierde ritmo ya en los últimos meses.

Todo esto confirma por qué el mercado accionario viene perdiendo niveles importantes y el yuan sigue su depreciación. Consideramos en ambos casos que el potencial de caída continúa vigente, y en algún momento podría generar contagio en los mercados junto con el tema de la propia tensión comercial que enfrenta con Estados Unidos, la política monetaria de la Fed y algunos otros temas económicos, geopolíticos e internos americanos como sus próximas elecciones, si los demócratas dominan el Congreso y ganan gubernaturas.

Juan Ángel Espinosa