Lo único que podía hacer incluso más bochornoso el cierre de la pelea de la UFC del pasado sábado, con un luchador saltando la reja para golpear al equipo de su rival y una batalla campal desatada, era que se mezclara con política.

Pues bien: sólo fueron necesarios unos días para que así sucediera. Vladimir Putin, presidente de Rusia, entendió que ese episodio podía darle pauta para consolidar varios mensajes tanto ante sus gobernados como hacia el exterior, y así lo aprovechó.

Se reunió con Khabib Nurmagomedov, quien derrotara a Conor McGregor y luego desencadenara la trifulca, dejando declaraciones tales como, “ganaste de manera digna y convincente”. O incluso mezclando su reacción rabiosa con la relación de Rusia con Occidente: “si nos atacan desde el exterior, entonces, por supuesto, no sólo tú, sino todos nosotros podemos saltar tanto que lo acabarán lamentando. Pero mejor no llegar a esa situación”.

Ocasión perfecta para congraciarse con las dos regiones que mayor tensión mantienen con el Kremlin, ambas con afanes separatistas y grupos extremistas, Chechenia y Daguestán. Khabib es daguestaní y, en parte, el conflicto con McGregor escaló cuando el irlandés hizo comentarios sobre Chechenia, con cuyo líder (por cierto, muy radical y homófobo) se ha visto a Khabib. Por ello, el remate de Putin fue insistir que sólo existe una Rusia y que está unida.

Pocas veces se podrá ver una retórica más ofensiva de la mano del deporte: “Cuando alguien nos provoca puede esperar el infierno” no es una frase del villano de Batman o de otra época, sino una analogía que hizo Putin entre lo que calentó el combate de Khabib con McGregor y lo que Rusia podría hacer si se le incita.

En el fondo, los dos peleadores tuvieron parte de culpa, pero jamás podrá justificarse una explosión como la de Khabib, manchando no sólo a la UFC, sino al deporte en general.

De vuelta en la Guerra Fría, cuanto afecte a los deportistas de un campo, podrá ser interpretado (o manipulado) como acto de persecución política. Khabib admitió de inicio su exceso y hasta clamó que sería castigado por su padre. Eso cambió en cuanto Putin dijo que pediría a su padre que no fuera duro con él. Ahora Khabib ha vuelto a arremeter, enfatizando que él sólo reaccionó a los insultos de McGregor y que no permitirá humillaciones.
¿Y Rusia? Tornando eso en una advertencia geopolítica. Si se meten con ella, pueden temer un rabioso salto como el de Khabib.

Twitter/albertolati

Las opiniones expresadas por los columnistas son independientes y no reflejan necesariamente el punto de vista de 24 HORAS.