Foto: REUTERS Según reconoció ayer el mismo Juncker, esos aranceles van a seguir vigentes en la ronda de conversaciones que se debe abrir ahora  

El ministro francés de Economía, Bruno Le Maire, expresó hoy su reticencia al acuerdo comercial anunciado por el presidente estadounidense, Donald Trump, y el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, al tiempo que fijó una serie de líneas rojas para su país.

 

En una declaración divulgada por su departamento, Le Maire reconoció que “había que evitar una guerra comercial” porque “no habría más que perdedores”, y consideró que “está bien” la vuelta del diálogo con Estados Unidos en cuestiones comerciales.

 

Pero hizo hincapié en que esas discusiones no se pueden desarrollar “bajo presión” y sólo a partir de “bases claras”.

 

El ministro francés rechazó la idea de negociar “un gran acuerdo” global, al hacer notar “los límites” que se habían puesto en evidencia con el acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y Estados Unidos (TTIP), cuyas discusiones han estado envueltas en una gran polémica y quedaron estancadas desde la llegada de Trump.

 

También insistió en que la agricultura debe permanecer al margen porque hay instrumentos de regulación en Europa, al margen de las barreras arancelarias, que “no son negociables”.

 

En concreto, se refirió a las normas sanitarias, alimentarias y medioambientales, así como a las reglas de protección que “garantizan la protección y la seguridad” de los consumidores, sobre las que “Europa no transigirá”.

 

Además, Le Maire dijo que cualquier acuerdo tiene que sustentarse en “la reciprocidad”, de forma que los europeos, al igual que los estadounidenses, tienen que obtener ventajas en una negociación bilateral.

 

En particular, se refirió al hecho de que actualmente el acceso a las licitaciones públicas en Estados Unidos está “ampliamente cerrado” a los europeos, y eso debe formar parte de la negociación entre ambas partes.

 

El titular francés de Economía señaló que espera igualmente “actos de buena voluntad” de Washington, sobre todo en los gravámenes que ha impuesto desde junio a las importaciones procedentes de la Unión Europea de acero (25%) y aluminio (10%).

 

Según reconoció ayer el mismo Juncker, esos aranceles van a seguir vigentes en la ronda de conversaciones que se debe abrir ahora, al igual que las represalias adoptadas por Bruselas en reacción.

 

El compromiso entre el presidente de la Comisión Europea y Trump contempla la reducción de los aranceles por ambas partes y relaja las fricciones bilaterales de los últimos meses, pero es ambiguo sobre el contenido futuro, de forma que, a juicio de Francia, deja mucho trabajo por delante.

 

TFA