Aquí lo dijimos en todos los tonos: abundan los indicios que apuntan a una dictadura al estilo latinoamericano, si el candidato de Morena alcanza el poder presidencial.

En todos los casos la respuesta al señalamiento fue el insulto y la descalificación. Hoy las señales son claras. ¿Por qué?

Porque el candidato ganador, Andrés Manuel López Obrador, dio los primeros avisos. El lunes pasado dijo que en su mandato retomará las conferencias de prensa mañaneras, que popularizó cuando era jefe de Gobierno del Distrito Federal.

¿Y eso qué tiene de malo? En rigor, las mañaneras del presidente Obrador no tendrían nada de particular, salvo una efectiva estratagema de propaganda.

Sin embargo, el “mensaje envenenado” está a la vista de todos. Resulta que Obrador mostró lo que será “la zanahoria y el garrote” a los grandes medios electrónicos –radio y televisión agrupados en la CIRT-, y que han dado groseras muestras de abyección al poder de un solo hombre.

Y es que el virtual Presidente dijo: “Vamos a tener comunicación directa. Voy a hablar con los medios de comunicación, con las empresas, para que nos ayuden a transmitir estos mensajes y que ustedes puedan preguntar sobre cualquier asunto…”.

¿Cómo debemos entender esa propaganda?

Quiere decir que los mexicanos tendremos una “cadena nacional” –en radio y televisión-, todas las mañanas, en donde el nuevo Presidente dirá lo que le plazca sobre el tema que le interese, sin más réplica que la de los reporteros.
¿Y cómo impactará la comunicación entre los medios y el poder? Ése es el secreto del “mensaje envenenado”.

Resulta que a través de los grandes medios de comunicación –radio y tv-, el nuevo Presidente hablará de manera directa con los ciudadanos, en lenguaje coloquial y –con ello- le dará la vuelta a la jerarquización de las noticias, a la interpretación de los analistas y, por supuesto, a los críticos.

Dicho de otro modo. Al utilizar una “cadena nacional” diaria a través de los medios electrónicos, el nuevo mandatario convertirá a la prensa en su principal adversario y competidor –especialmente a la prensa crítica-, a la que combatirá a través de sus mensajes directos mediante la radio y la televisión.

¿Quién, entre las grandes cadenas privadas de televisión y radio, se atreverá a decir “no” al Jefe de Estado que tiene el poder absoluto? Volveremos al tiempo del grosero culto al Presidente en los medios. Y ay de aquél que se niegue a complacerlo porque entonces será considerado enemigo del régimen y será tratado como tal. ¡Así empezó el control de los medios en Venezuela!

Y si aún dudan, entre 2012 y 2015, Cristina Fernández, la Presidenta de Argentina, realizó 96 cadenas nacionales. Rafael Correa, de Ecuador, efectuó 666 cadenas nacionales en su mandato como Presidente. Y entre 2013 y 2014, Nicolás Maduro, el dictador de Venezuela, llevó a cabo 355 cadenas nacionales.

López Obrador propone, en su sexenio, mil 825 cadenas nacionales. Es decir, una diaria. ¡Más que cualquier dictador…!

¿Se prepara o no una dictadura…?

Al tiempo.