Investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) presentaron los resultados del “Análisis de la vulnerabilidad física a la subsidencia y al fracturamiento en la Ciudad de México”.

 

El estudio consideró, entre otros aspectos, la elaboración de un mapa de fallas y fracturas geológicas de la capital el país, el cual fue incorporado al Atlas Nacional de Riesgos, y podrá ser consultados por el público en general, para conocer la situación en la que se encuentra la zona en la que viven.

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“Es posible visualizar en dónde se encuentran estos hundimientos y subsidencias, en dónde estamos y a qué estamos expuestos, especificó el director del Conapred, Carlos Valdés, quien refirió que los interesados pueden ingresar a la página www.atlasnacionalderiesgos.gob.mx.

 

“El mapa nos lleva directamente a ver lo que hay en la región donde vivimos y nos puede dar no solo la parte del hundimiento sino otras características, como son en qué zona sísmica estamos”, señaló en conferencia de prensa.

 

En el estudio dado a conocer por Dora Carreón, del Centro del Centro de Geociencias de la Universidad Nacional, cuyo costo ascendió a cinco millones 800 mil pesos, también se calculó el índice de vulnerabilidad de medio físico a fracturamiento.

 

En él se pudo analizar la distribución de ese índice en la Ciudad de México con tres valores iniciales de alta, media y baja vulnerabilidad, en la que la delegación Iztapalapa se observa como una zona crítica, así como Venustiano Carranza, Iztacalco, Cuauhtémoc, Tláhuac y Xochimilco.

 

También, se realizó un ejercicio sobre vulnerabilidad social, en el que se integraron variables como densidad de población, las limitaciones socioeconómicas, grado de escolaridad, promedio de ocupantes de vivienda, para identificar la distribución espacial de las zonas de la ciudad que se pueden considerar como socioeconómicas bajas.

 

Esta sección se concentra de nuevo en las delegaciones de Xochimilco, Iztapalapa y a la zona alta de Alvaro Obregón.

 

Carreón planteó que aunque no formaba parte del proyecto, que abarcó de 2005 al 2009, se hizo un ejercicio de correlación de edificios que se derrumbaron en 1985 y en 2017.

 

“Observamos una correlación bastante importante, notamos que los edificios se concentran de manera importante en este corredor de fracturas, en este especie de fosa, que habíamos definido entre las fallas Mixhuca y Copilco”, que cruzan de sur a norte desde la delegación Xochimilco hasta la Cuauhtémoc.

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