Entérate aquí qué es la obsolescencia programada y cómo puede afectar a tus finanzas y también al medio ambiente.
El mes de septiembre ya está en curso y con ello también llega una nueva edición de la Revista del Consumidor de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) en la cual dedica un apartado sobre la obsolescencia programada.
¿Qué es la obsolescencia programada?
De acuerdo con el portal del Gobierno de México, es la acción intencional que realizan los fabricantes de productos -como electrónicos y electrodomésticos- para que dejen de funcionar en un determinado tiempo.
Sin embargo, productos como celulares, computadoras, tablets, impresoras, lavadoras, secadoras de cabello, microondas, refrigeradores, pantallas, entre otros, cada vez tiene una menor vida útil lo que obliga al consumidor, a mediano o corto plazo, a adquirir nuevos electrónicos o electrodomésticos.
Dicha situación genera consecuencias negativas para el medio ambiente, pero también para las finanzas de los consumidores, de acuerdo con el artículo de la Profeco.
También te puede interesar: Día Mundial de la Prevención del Suicidio: Dónde recibir atención psicológica gratuita
Consecuencias
Como se mencionó, la obsolescencia programada tiene consecuencias negativas que afectan al medio ambiente y las finanzas del consumidor.
Al quedar obsoleto un producto electrónico o electrodoméstico, el propietario opta por deshacerse de él, pero muchas veces se desconoce el correcto proceso para desechar este tipo de productos y ante esto puede existir afectaciones al medio ambiente y a la salud.
Un producto obsoleto que queda en un basurero al aire libre pueden liberar sustancias tóxicas que afectan al aire, además de que esas mismas sustancias pueden derramarse en el subsuelo y con ello contaminan el agua y tierra.
Algunas personas sin saberlo pueden entrar en contacto con dichos químicos tóxicos que desprende la basura electrónica y esto se convierte en un riesgo en la salud, además de que pueden desprender gases de efecto invernadero el cual contribuye al cambio climático.
Al aumentar la obsolescencia programada obliga al consumidor a adquirir más productos de manera más acelerada y eso significa que habrá una excesiva explotación y progresivo agotamiento de los recursos naturales no renovables para fabricarlos.
Tipos de obsolescencia programada

Existen varios tipos de obsolescencia programada y la Revista del Consumidor las menciona, aquí la lista de ellas:
- Física: Fabrican productos con materiales frágiles o piezas que fallan
- Estética: El consumidor se ve motivado a adquirir un producto más moderno al considerar que su electrónico o electrodoméstico se ve “anticuado”
- Funcional: El producto puede seguir funcionando, pero ya no es compatible con nuevas tecnologías
- Indirecta: El producto queda obsoleto ante la falta de soporte técnico del fabricante o falta de refacciones
- Percibida: Por moda, marketing o incluso presión social el consumidor se deshace del producto aún y cuando sigue siendo útil, por creer que “ya no sirve”
¿Cómo afecta a las finanzas?
Dicha acción afecta negativamente en el bolsillo del consumidor, ya que algunos compran productos electrónicos o electrodomésticos más modernos al quedar obsoleto el que ya tenían.
O bien, se pueden deshacer de ellos simplemente porque ya no encuentran refacciones aún y cuando era su deseo de conservarlos. Algunos pueden llevarlo a reparar pero eso representa un gasto que, en algunos casos, suele ser mayor que adquirir un producto nuevo y moderno.
Ante esta situación, la Profeco recomendó que una opción para hacerle frente a la obsolescencia programada, y no afectar al bolsillo de los consumidores, es reutilizar o reciclar los productos electrónicos obsoletos.
La Revista del Consumidor indica que la ‘economía circular’ busca promover la reutilización, reparación y reciclaje de productos electrónicos para disminuir la demanda de nuevos dispositivos.
También te puede interesar: Secretaría de Economía otorga la distinción Hecho en México al Ceneval
También recomendó hacer compras responsables, es decir adquirir solo lo que verdaderamente se necesita y evitar las compras impulsivas.
Otra opción es vender los productos que se consideren de segunda mano y ya no se desean contar con ellos, esto ayudará a obtener dinero por ello y no solo mandarlo a la basura aún y cuando el producto sea útil.