Una detección temprana y las medidas de prevención son clave para evitar la propagación del virus Coxsackie
Foto: Especial | Una detección temprana y las medidas de prevención son clave para evitar la propagación del virus Coxsackie  

El virus Coxsackie, conocido popularmente como la enfermedad de “boca-mano-pie“, es una infección viral altamente contagiosa que afecta principalmente a niños menores de 10 años.

Este virus pertenece a la familia de los enterovirus y se propaga con facilidad en lugares como guarderías, escuelas y espacios cerrados donde hay contacto constante entre personas. Aunque no representa un riesgo mortal, su aparición genera inquietud entre los padres, especialmente durante la temporada de calor, cuando los casos tienden a aumentar.

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¿Cómo se manifiesta el virus Coxsackie?

La enfermedad de “boca-mano-pie” presenta síntomas característicos que permiten su identificación temprana. Según el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y la Secretaría de Salud (SSA), entre los principales signos se encuentran:

  • Fiebre: Uno de los primeros síntomas, generalmente leve.
  • Dolor de garganta y falta de apetito: Comunes en la etapa inicial de la infección.
  • Llagas dolorosas: Aparecen en la boca, especialmente en las encías, lengua y paladar, dificultando la alimentación.
  • Sarpullido: Se desarrolla en manos y pies, y puede extenderse a otras áreas del cuerpo, generando enrojecimiento e incomodidad.
  • Malestar general y congestión nasal: En algunos casos, estos síntomas acompañan a los anteriores.

¿Cómo se transmite?

El virus Coxsackie se propaga a través de contacto directo con secreciones como saliva, mocos, estornudos o el líquido que contienen las llagas. Además, puede transmitirse por superficies contaminadas o incluso por las heces de personas infectadas. Aunque los pacientes son más contagiosos durante los primeros días, el virus puede seguir activo por semanas, incluso cuando los síntomas desaparecen.

¿Cuánto tiempo dura la enfermedad?

El período de incubación es corto, y los síntomas suelen manifestarse entre tres y seis días después de la exposición. La mayoría de los casos se resuelven en una semana sin complicaciones graves. Sin embargo, es crucial evitar la automedicación, ya que el uso de antibióticos no tiene efecto contra esta infección viral.

Recomendaciones y prevención

Los especialistas destacan la importancia de seguir estas medidas para prevenir el contagio y manejar los síntomas:

  • Higiene: Lavar las manos con frecuencia, especialmente después de cambiar pañales o tocar superficies compartidas.
  • Evitar compartir utensilios: No usar los mismos cubiertos, vasos o platos de una persona infectada.
  • Hidratación: Proveer líquidos abundantes para aliviar el malestar y evitar la deshidratación.
  • Cuidado con bebidas ácidas: Evitar jugos cítricos o alimentos que puedan irritar las llagas bucales.
  • Reposo: Garantizar que los pacientes descansen para una recuperación adecuada.
  • Limpieza de superficies: Desinfectar juguetes, mesas y otros objetos que puedan estar contaminados.

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Un panorama bajo control

La Secretaría de Salud de la Ciudad de México asegura que el Coxsackie es una enfermedad controlable que no pone en riesgo la vida de los pacientes. Aunque la preocupación de los padres es comprensible, una detección temprana y las medidas de prevención son clave para evitar la propagación del virus y asegurar una pronta recuperación de los pequeños.