De las enfermedades más temidas son las relacionadas con el cerebro, pues es común que comprometan la vida y sean difíciles de tratar; además de las secuelas que podrían dejar en quienes las padecen y logran superarlas.
La meningitis es la inflamación del tejido que rodea el cerebro y la médula espinal llamada meninge y puede ser potencialmente mortal por lo que requiere en todos los casos atención médica inmediata.
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Existe una gran variedad de hongos, bacterias y virus que pueden causar meningitis, su vía de transmisión es de persona a persona, aunque el cáncer, un traumatismo y algunos medicamentos también podrían desencadenar el padecimiento.
Las bacterias son las que causan el tipo más peligroso de meningitis pues puede provocar la muerte en un periodo muy corto de tiempo; además de afectar a personas de cualquier edad.
¿Cuáles son los síntomas de meningitis?
Entre las manifestaciones clínicas de la meningitis podemos encontrar las siguientes:
- Dolor de cabeza
- Fiebre muy alta
- Náuseas y vómitos
- Fotofobia (sensibilidad excesiva a la luz)
- Rigidez en la nuca
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Para diagnosticar una meningitis es necesario realizar una resonancia magnética o bien un estudio del líquido cefalorraquídeo a través de una punción lumbar con la que se puede conocer también el origen de la enfermedad.
La prevención de la enfermedad recurre a dos vías: la de la vacunación para inmunizar al individuo de los patógenos que pueden causar la enfermedad o la quimioprofilaxis que consiste en la administración de antibióticos durante periodos cortos de tiempo para quienes hayan estado en contacto con personas infectadas.
El tratamiento
Una vez diagnosticada la meningitis, sobre todo en el caso de la de origen bacteriano, es de vital importancia iniciar de manera urgente un tratamiento antibiótico intravenoso; de otra forma, el riesgo de padecer daño cerebral permanente o secuelas graves aumenta.