Citando a un clásico de la política nacional, “haiga sido como haiga sido’’, la llamada Marea Rosa volvió a mostrar músculo, está vez en apoyo a la candidata presidencial de oposición, Xóchitl Gálvez.

 

La concentración, que se replicó en varias ciudades del país e incluso algunas en el extranjero, debe entenderse como una muestra de que la elección no está decidida ni es un “mero trámite’’.

 

Por el contrario.

 

La hidalguense llegó al tercer debate presidencial con el tanque de oxígeno que representó el apoyo masivo de la gente de rosa; si su participación en el debate correspondió o no a dicho apoyo, lo veremos hoy.

 

Independientemente de los obstáculos físicos y políticos que la ola rosa tuvo que sortear, destaca el hecho de que la ciudadanía sí está conectada con el proceso electoral.

 

El gran reto que tiene la oposición (y desde luego Morena), es que el interés se mantenga hasta el día de la votación, a pesar de las campañas (unas evidentemente mañosas) con las que se pretende desmotivar la participación ciudadana.

 

Ni los actos de violencia ni las cascadas de encuestas que conceden ventajas inverosímiles tendrían que impactar en el ánimo colectivo para dejar de votar.

 

Pero eso ya es tarea de los propios partidos y las autoridades electorales.

 

El reto es superar la participación ciudadana del 63.42% que se registró en la elección del 2018.

 

En 1994, en la elección que ganó Ernesto Zedillo, participó el 77.16% del padrón electoral, el mayor porcentaje registrado en una votación.

 

En la elección del 2000, que ganó Vicente Fox, el porcentaje de participación fue del 63.97%, casi igual que el registrado en la elección que ganó López Obrador.

 

En el 2006, el porcentaje de mexicanos registrados en el padrón electoral que votaron fue del 58.55%; la elección la ganó Felipe Calderón y en el 2012, participó el 63.1% de los ciudadanos con credencial de elector; el ganador fue Enrique Peña.

 

Evidentemente, los padrones electorales de esos años eran menores a los casi 99 millones de mexicanos que tendrán la oportunidad de votar el 2 de junio.

 

El reto es elevar el porcentaje de mexicanos que voten, a pesar de las constantes provocaciones para que no lo hagan.

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Previo a la realización del tercer debate entre los candidatos presidenciales, los partidos políticos se quejaron de la forma en la que la consejera electoral, Carla Humphrey, monopolizó el control del reparto de las acreditaciones para el evento.

 

Algunos funcionarios partidistas acusaron que Humphrey incluso desplazó a todas las áreas ejecutivas involucradas institucionalmente con el tema de las acreditaciones y a quienes no obedecían sus órdenes los amenazaba con iniciarles procesos ante el Órgano Interno de Control.

 

Los mismos integrantes de las direcciones de los partidos políticos señalaron, incluso que, en lugar de informarles del proceso para tener las acreditaciones, los estaban “desinformando’’.

 

A ver.

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Claudia Sheinbaum continuará con sus actividades por la Ciudad de México y hoy estará en la alcaldía Magdalena Contreras.

 

La candidata presidencial morenista dedicará buena parte de los días que le restan a la campaña a reforzar a los aspirantes guindas a puestos de elección popular aquí en la CDMX.

 

La capital del país tiene una importancia no solo simbólica sino política y económica para Morena, y por ello busca mantener la Jefatura de Gobierno, recuperar las alcaldías perdidas en la elección pasada y que la oposición no se haga del Congreso local.

 

Quién sabe si le alcance.

 

      @adriantrejo