En tres semanas, México será testigo de un acontecimiento trascendental en su historia política moderna: la jornada electoral más importante, que definirá el rumbo del país en los próximos seis años. No únicamente se elegirá a quien ocupará la Presidencia de la República, también se renovarán las dos cámaras del Congreso de la Unión, nueve gubernaturas, así como la totalidad de los ayuntamientos y los congresos locales, sumando más de 20 mil cargos de elección popular.

Por ello, es normal que las campañas políticas se hayan intensificado en las últimas semanas, con debates que delinean las propuestas y visiones de las y los candidatos. Esos ejercicios permiten a la ciudadanía evaluar de cerca a quienes aspiran a dirigir los destinos de nuestro país, y aún resta el último entre las candidatas y el candidato a la Presidencia.

El desafío más relevante en esta etapa previa al sufragio radica en incentivar la participación ciudadana. Es primordial que el electorado acuda a las urnas en lo que se espera sea una jornada pacífica y sin incidentes mayores. La democracia se fortalece con la voz de todas las personas que ejercen su derecho al voto, contribuyendo así a la construcción de un país más justo y equitativo.

Esta jornada representa la elección de liderazgos políticos, pero, además, la continuidad o el cambio de un proyecto de nación. En este sentido, es relevante resaltar los logros en materia de infraestructura, economía y bienestar social de la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, que han sentado las bases para llevar a cabo una transformación profunda y pacífica en diversos ámbitos de la vida nacional.

Por tanto, el próximo 2 de junio la ciudadanía mexicana tiene en sus manos la oportunidad de definir el rumbo del país. Es hora de decidir a partir de las propuestas; es hora de evaluar las trayectorias y tomar una decisión informada y consciente. Hablamos de elegir representantes, pero sobre todo de construir el México que deseamos para nosotros y las generaciones por venir.

Es fundamental que las autoridades electorales garanticen un proceso transparente y libre de irregularidades, brindando confianza a la ciudadanía respecto a la integridad del sistema de elecciones. Solo así podremos consolidar una democracia plena, en la cual el poder emane verdaderamente del pueblo y se ejerza en beneficio de todas y todos.

El futuro del país está en juego y cada voto cuenta. Sin embargo, tengo plena confianza en que el próximo 2 de junio será recordado como el día en que las y los mexicanos decidieron el camino por seguir, apostando a continuar consolidando la transformación y el progreso de nuestra nación.


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