El Gobierno federal sigue minimizando los asesinatos de candidatos a puestos de elección popular, quizá porque hasta ahora todos los difuntos peleaban un puesto de nivel municipal.

 

No ha habido, por el momento, homicidios de candidatos a puestos federales, como diputados o senadores, y menos de candidatos a una de las nueve gubernaturas del país, afortunadamente.

 

Los homicidios de estos personajes -candidatos a presidentes municipales, regidores, entre otros-, demuestra cómo la delincuencia organizada se apropió de los procesos locales a través de la violencia y la intimidación.

 

En ninguno de los 25 asesinatos registrados hasta ahora ha habido detenidos, la explicación del móvil o, por lo menos, líneas de investigación claras y consistentes.

 

El caso más sonado, hasta el viernes pasado, había sido el homicidio de la candidata de Morena a la alcaldía de Celaya, Guanajuato, Bertha Gisela Gaytán.

 

El gobierno estatal informó, al día siguiente del crimen, que una de las líneas de investigación eran las diferencias internas en Morena, bien documentadas en medios, pero no avanzó más allá de ese aviso porque el partido guinda “denunció’’ que se preparaba un montaje a pesar de que fueron públicos los actos de rechazo a la candidatura de Gaytán realizados por grupos de su propio partido.

 

El viernes fueron asesinados dos candidatos, Noé Ramos, que buscaba su reelección como presidente municipal de Ciudad Mante, Tamaulipas, por la coalición PAN-PRI-PRD, y Alberto Antonio García, candidato a la presidencia municipal de San José de la Independencia, Oaxaca, por Morena.

En ninguno de los dos casos hay detenidos o líneas de investigación conocidas.

Los homicidios ocurrieron en dos estados en los que se sospecha que la delincuencia organizada es la que quita y pone candidatos; Tamaulipas, en donde el gobernador Américo Villarreal no ha podido deshacerse de las acusaciones que lo vinculan con presuntos criminales, y Oaxaca, en donde la delincuencia ha sentado sus reales desde la llegada de Salomón Jara.

 

Parece que la violencia en contra de políticos tiene que escalar de nivel para que el gobierno entonces sí reconozca que los abrazos no funcionaron.

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Ayer se realizaron los debates a la J5efatura de Gobierno de la CDMX y por la gubernatura de Morelos.

 

En la CDMX, el candidato de la oposición, Santiago Taboada, llegaba al encuentro con Clara Brugada medio sacudido por la “oportuna denuncia’’ de Martí Batres y el licenciado exprés, el fiscal Ulises Lara López, sobre la presunta manipulación de documentos para la construcción de la obra que, por un descuido, terminó salpicando de revoltura al Metro de la Línea 12.

 

Como sea, lo importante será el postdebate, cuyos resultados conoceremos hoy.

 

En Morelos, Margarita González Saravia, candidata de Morena, llegó con ventaja al encuentro con Lucy Meza, no solo en las encuestas, sino en cuanto al conocimiento territorial y de la problemática del estado, pues, a diferencia de su contrincante, ha ocupado cargos en las administraciones municipal, estatal y federal.

 

Las propuestas que ha hecho en temas de seguridad, economía, turismo y educación, parecen que son las que han permeado mejor entre la comunidad morelense.

 

González Saravia llegó con ventaja en las encuestas, pero tendrá que noquear a su rival para poder mantener esa distancia si quiere ganar la elección el próximo 2 de junio.

 

       @adriantrejo