Es tan novedad como la de la paloma proveniente del mar con una rama de olivo después del desvanecimiento de aquella bíblica crisis hídrica. La entrevista de Claudia Sheinbaum Pardo con Ciro Gómez Leyva es también muy agradecible.

La primera de las razones. La reapertura de una secuencia de encuentros en la cual resucitan las largas entrevistas tête-a-tête en televisión y en vivo con las figuras de la historia por venir. No solamente se reaviva un género periodístico dinámico e inteligente —en contraste relativo con la entrevista múltiple y controversial, La Mañanera— sino por el anuncio de un futuro inmediato asomado ante nosotros en la segunda etapa del cambio de régimen, a continuar en este 2024, consideradas todas las encuestas a favor de la aspirante presidencial de Morena.

El diálogo, con la pertinente intervención de Manuel Feregrino, nos ayuda a distinguir el valor democrático del periodismo y del movimiento político-social predominante en la víspera del inicio de la campaña presidencial. Hay fuentes, datos o cómos y qués en contraste con piezas periodísticas sin fuentes y sesgos interesados. Se agrega valor a una vida cívica y política más rica, contraria con la pendenciera representación de medios y saturados venenos supuestamente inevitables.

Sheinbaum se percibe afable y con precisa capacidad argumentativa. Dispuesta a treguas, repliegues y avanzadas; sin desconectarse de la sonrisa cuya naturaleza están en libertad de negar los opositores como ella de mantenerla e insistir en datos, ideas y preguntas como legataria de AMLO y de la lucha social: “si quieren que yo diga que por el bien de México primero los ricos, eso no va a ocurrir”.

A preguntas expresas Sheinbaum indica: 1) la seguridad ha mejorado y la percepción también, más en la CDMX que en lo nacional; 2) reivindica “la excelente relación con Clara Brugada”, “el gran trabajo de Martí Batres” y riéndose señala “las historias” de quienes encuentran distanciamiento dentro del obradorismo por el supuesto favoritismo de Sheinbaum respecto de Omar García Harfuch a quien por cierto, afirma, “hace algunas semanas que no veo”.

3) Le dice “no es cierto Ciro” cuando el anfitrión insiste en igualar las campañas negras de la oposición con aquellas atribuidas a integrantes de Morena y le sugiere conocer los analíticos específicos; 4) precisa el destinatario del adjetivo “hipócritas”, los organizadores y menciona explícitamente a su tocayo de apellidos X y González; 5) ante la mención del “índice de impunidad” según el cual el 95 por ciento de los delitos quedan impunes interrumpe con la probabilidad del optimismo “tenemos que avanzar, ¿estás de acuerdo?”.

La buena disposición de Sheinbaum y de Ciro enriquece la relevancia de un centro ordenador: “mi autoridad”, “mi jefa de Gobierno”, “mi jefe de la policía”, dice él estuvieron “cuando hay que estar”. Una violencia no desaparecida, a pesar de la paloma con el olivo.

 

       @guerrrerochipres